El hambre, la dieta y los cannabinoides

El hambre, la dieta y los cannabinoides

El hambre la dieta y los cannabinoides

La relación entre el hambre, la dieta y los cannabinoides es curiosa. No hay duda de que el consumo de estos últimos puede resultar en un apetito voraz y una carrera hacia el refrigerador. Sin embargo, se ha observado que los índices de obesidad son menores entre aquellos que consumen cannabis regularmente. Esto parece no tener ningún sentido, por lo que se sigue estudiando, gracias a lo cual han empezado a surgir algunas respuestas.

¿Cómo se relacionan el hambre, la dieta y los cannabinoides?

La relación entre el hambre, la dieta y los cannabinoides queda muy clara la primera vez que uno experimenta los famosos munchies. Es decir, ese antojo extremo, efecto secundario del consumo de cannabis. En pocas palabras, provoca terminarse todo lo del refrigerador, especialmente productos altamente calóricos. Nunca involucra a la lechuga o las zanahorias; el antojo insaciable es de pasteles, galletas, comida chatarra…

No es que seamos especialmente tragones y que el cannabis revele nuestra verdadera personalidad, demoledora de postres y frituras. Existe una explicación científica de por qué, de pronto, nuestro cuerpo exige alimentos que, sabemos, hay que ingerir con moderación.

Primero que nada, no hay duda de que el THC es capaz de alterar su sabor. O, para ser más exactos, de intensificarlos. Simplemente hace que sepan mejor y, por lo tanto, que los disfrutemos más. De cierta manera es el mismo efecto que tiene con la música y otras formas de arte. Parece que el cannabis tiene la capacidad de sensibilizarnos, gracias a lo que disfrutamos más los alimentos específicamente diseñados para ser deliciosos.

El hambre, la dieta, los cannabinoides y el metabolismo

Cómo el cannabis afecta el consumo, sin embargo, no termina en el sabor. Una variedad de estudios han concluido que, además, altera la manera en la que procesamos la comida por la manera en que interactúa con el sistema endocannabinoide.

Este sistema regula algunas de las funciones más elementales del cuerpo por medio de receptores—CB1 y CB2—y neurotransmisores. Estos últimos reciben el nombre de endocannabinoides, pues son cannabinoides generados por el propio cuerpo. Sin embargo, aquellos que produce el cannabis, como el THC y el CBD, cuando se consumen, también tienen un efecto en dicho sistema y alteran cómo se desempeñan sus funciones.

Una de esas funciones es el metabolismo, proceso que tiene un vínculo cercano con los receptores CB1. Al activarlos por medio del consumo, estos receptores envían mensajes al cerebro relacionados con el consumo de calorías y su almacenamiento para la preservación de energía. La síntesis de grasas del hígado, la secreción de insulina del páncreas y cómo utilizan el azúcar los músculos son algunas de las funciones que afectan los cannabinoides.

Relación entre los cannabinoides y las grasas

Los receptores CB1 también se encuentran en los lipocitos, o células grasas. Este es un dato importante, ya que, entonces, puede decirse que los cannabinoides afectan la grasa directamente.

Esta relación parece no ser muy saludable, ya que estimulan su almacenamiento. Es decir, cuanto más alto el contenido de endocannabinoides en el cuerpo, mayor es el riesgo de obesidad y un metabolismo más lento.

Afortunadamente, existen maneras de alterar el comportamiento de los endocannabinoides como, por ejemplo, la dieta.

La historia de la dieta y el omega-6

Antes—mucho antes, cuando vivíamos en cuevas—era más difícil conseguir comida. No bastaba con salir a comprar carnitas; había que acudir directamente al productor. O sea, la vaca o el carnero… o el mamut.

En ese entonces (una era llamada paleolítica), la dieta regular del humano contenía muchas más grasas animales. Estas contienen los ácidos linoleicos que son indispensables para las moléculas que conforman a los endocannabinoides. El cuerpo no es capaz de producirlos, por lo que los humanos deben extraerlos de otras fuentes. Hoy en día, consumimos más grasas de fuentes como el aceite que contiene grasas omega-6.

En el paleolítico, los humanos consumían grasas animales y omega-6 en la misma cantidad. Hoy en día se considera que consumimos 20 veces más de omega-6 que de grasas animales. Las grasas omega-6 aumentan el nivel de endocannabinoides y crean un desequilibrio con otras grasas, como las omega-3. Esto, a su vez, conduce a la inflamación sistémica, a la acumulación de grasa, la obesidad y la resistencia a la insulina.

¿Por qué consumir cannabis reduce el peso?

A pesar de todo lo anterior, se ha observado que el consumo regular de cannabis conduce a la pérdida, y no al aumento, de peso. En ocasiones se han llevado a cabo encuestas, las cuales han concluido que hay una menor prevalencia de obesidad entre consumidores de cannabis.

Este fenómeno también se ha observado en experimentos con ratones. En estos, donde se controla su dieta y consumo de cannabis al dedillo, parece confirmar que el THC es dietético. Aquellos expuestos a la obesidad por medio del consumo pierden peso una vez que se les expone a este cannabinoide de manera crónica.

Los investigadores teorizan que esto se puede deber a las alteraciones que el THC puede tener en el microbioma del intestino. Es decir, en su población de bacterias. Otra explicación, sin embargo, puede estar relacionada con la tolerancia.

Cómo afecta la tolerancia a la dieta

Cuanto más se consume cannabis, menores son sus efectos. Esto es lo que se conoce como tolerancia y se debe a que la exposición constante al THC lleva a una reducción en el número de receptores CB1 o su sensibilidad. Como vimos anteriormente, estos receptores son esenciales para la captación y reproducción de mensajes, tanto de los endocannabinoides—los que produce el cuerpo—como los cannabinoides.

Es decir, es posible que se trate de un simple caso de números. Con menos cannabinoides que activar, la estimulación del apetito y la reserva de ácidos grasos se reduce.

Esto es parte de lo que se conoce como la bidireccionalidad del cannabis, en la que el consumo crónico o excesivo resulta en efectos opuestos a lo que se esperaba. Por ejemplo, si se consume demasiado en un intento de aliviar la ansiedad puede exacerbarla. Antes de empezar a consumir cannabis para mejorar la dieta, sin embargo, siempre es recomendable consultar a un médico o nutricionista.