¿El cannabis daña al corazón?

¿El cannabis daña al corazón?

En más de una ocasión se ha vinculado al consumo de cannabis con daños al corazón y al sistema cardiovascular. Aunque los experimentos y pruebas han sido de grupos pequeños, y todavía faltarían muchos para confirmar o descartar cualquier cosa, el consumo de sustancias siempre conlleva un cierto riesgo. Esto es lo que sabemos sobre si el cannabis daña al corazón.

¿Cómo actúa el cannabis en el cuerpo?

La percepción alterada, los munchies y el letargo son solo algunos de los efectos que causa el consumo de cannabis; pero, ¿por qué? La respuesta está en el sistema endocannabinoide. Este es un sistema de sustancias—enzimas, principalmente—y receptores que se encuentran por todo nuestro cuerpo y regula nuestras funciones y respuestas más básicas.

Dichas enzimas son endocannabinoides—cannabinoides que nuestro cuerpo produce naturalmente, como la anandamida, llamada “la molécula de la felicidad” porque se encarga—para decirlo de una manera simple—de hacernos sentir bien. El cannabis también produce cannabinoides. Entre ellos, el THC es estructuralmente muy parecido a los endocannabinoides, y, por lo tanto, puede acoplarse a los mismos receptores sin mucha dificultad.

Entonces, el THC provoca que el sistema endocannabinoide se confunda y comience a mandar mensajes que a veces son hasta contradictorios. Nos dice, por ejemplo, que tenemos mucha hambre a pesar de que acabamos de comer.

Los receptores CB1 y CB2

Si el cannabis daña al corazón, sería gracias al sistema endocannabinoide. Los receptores del sistema endocannabinoide, a los que se unen los cannabinoides del cannabis, se clasifican en dos grupos: CB1 y CB2. El THC interactúa principalmente—mas no exclusivamente—con los primeros, que se encuentran reunidos en mayor cantidad en el cerebro, pero también en otros lados. Otros cannabinoides, como el CBD, interactúan con los receptores CB2, que están desperdigados por todo el cuerpo.

Por eso el CBD no es intoxicante, ya que no altera neurotransmisores ni neuronas, y, además, al acoplarse a los receptores de otros órganos, como la piel, tiene propiedades terapéuticas. Los medicamentos de este cannabinoide se usan extensamente como desinflamatorio y analgésico.

¿El cannabis daña al corazón?

Antes mencionamos que los receptores CB1 se encuentran principalmente en el cerebro, pero también en otras partes del cuerpo. Una de ellas es el sistema circulatorio—es decir, venas, arterias y hasta el corazón—donde se encargan de los mensajes que regulan y controlan cosas como el ritmo cardiaco. Por lo tanto, el THC, como es capaz de irrumpir en los mensajes de estos transmisores, puede alterar las funciones cardiovasculares.

El THC eleva el ritmo cardiaco

Muchos toman THC—con éxito—para relajarse o conciliar el sueño, pues disminuye la presión arterial. Sin embargo, para compensar esta reducción, el corazón late más rápido. Se estima que el consumo de cannabis puede elevar el ritmo cardiaco de 20 a 50 latidos por minuto. En otras palabras, cuando hay presencia de THC, el corazón debe trabajar aproximadamente 30% más duro.

Y no es el único órgano del aparato cardiovascular que afecta.

Efectos del THC en las arterias

Por sus funciones, los receptores CB1 son capaces de aumentar la cantidad de especies reactivas de oxígeno, un tipo de molécula inestable que daña las paredes de las arterias. Esto, a su vez, causa que el sistema inmunológico responda; atrae macrófagos que, para reparar el daño, se unen a las paredes dañadas. Además, los CB1 aumentan la cantidad de colesterol LDL (el tipo dañino de colesterol) que contienen los macrófagos.

Como resultado de todo este proceso, las arterias desarrollan placa a un paso más acelerado, y ésta, eventualmente, reduce el espacio por donde puede circular la sangre y, si no se trata, puede ocasionar condiciones serias como infartos o apoplejías.

Sin embargo, como vimos antes, existen otro tipo de receptores, los CB2, que se activan al consumir más de un tipo de cannabinoide a la vez.

¿Los receptores CB2 dañan al corazón?

Aunque, leyendo lo anterior, parecería que el cannabis es extremadamente dañino para la salud cardiovascular, sus efectos en los receptores CB2 lo redime un poco.

Como vimos, los receptores CB2 se encuentran en la mayor parte del cuerpo—excepto en el cerebro—y, al activarse, tienen importantes efectos beneficiales para la salud. Pero eso no es todo; cuando el cuerpo está recuperándose de un daño, tanto externo como interno, aumenta la producción de este tipo de receptores y, entonces, ayudan a disminuir el daño y una recuperación más rápida.

Es decir, sus propiedades desinflamatorias y analgésicas pueden balancear los efectos dañinos de los receptores CB1 y disminuir el riesgo de ataques al corazón y apoplejías. Pero, además, de ocurrir, también son capaces de reducir el daño que causen.

¿Las dosis de cannabis dañan al corazón?

Aunque el CBD no activa los receptores CB1, el THC sí es capaz de activar los receptores CB2, por lo que, si el cannabis daña al corazón y sistema cardiovascular, puede deberse a las dosis.

Por ejemplo, una microdosis de THC no causa efectos intoxicantes, lo que sugiere que esa cantidad solo activa los receptores CB2, cuyos efectos son benéficos. Además, se cree que las dosis bajas incluso pueden reducir la formación de placa en venas y arterias. Es decir, el THC sí puede ser benéfico para la salud del corazón. Sin embargo, las dosis más altas no solo comienzan a activar los receptores CB1 y causar daño, sino que anulan los efectos de los CB2 y la protección que brindan.

Esta aparente contradicción coincide con la bidireccionalidad del cannabis, cuyas dosis bajas producen un cierto número de efectos y, las altas, unos totalmente opuestos.

¿El cannabis sintético daña al corazón?

Los que sí sabemos con seguridad es que el cannabis sintético sí daña al corazón. Conocidos también por nombres como K2 y Spice, estos no provienen del cannabis, sino son producidos químicamente buscando que se acoplan a los mismos receptores del sistema endocannabinoide y, por lo tanto, ocasionen los mismos efectos.

Sin embargo, son hasta 100 más efectivos que el THC para activar los receptores CB1, por lo que aumentan considerablemente los riesgos de daño al sistema cardiovascular, e incluso han sido vinculados a casos de serias condiciones médicas y hasta muertes.

Evítalos a toda costa.