La ciencia detrás de la boca de algodón
La boca seca es un fenómeno del consumo de cannabis tan común que hasta tiene un nombre coloquial: boca de algodón. Muchos creen que ocurre por causa del humo, al fumarlo, pero eso no explica por qué incide también al ingerir comestibles. La ciencia detrás de la boca de algodón da otro origen a esta causa.
¿Qué es la boca de algodón?
Evidentemente, el cannabis tiene muchos efectos secundarios. Algunos de ellos son beneficiales, razón por la que es tan popular a nivel mundial y la campaña para legalizarlo ha sido tan duradera. Pero, como todo en la vida, también tiene un lado oscuro—o, más bien, seco.
Uno de los más molestos es la “boca de algodón”; es decir, la resequedad extrema de la boca. Y es que se siente—igual que cuando regresas del dentista—como si estuvieras masticando un gran pedazo de algodón. La saliva simplemente se esfuma.
Pero, ¿por qué ocurre? La ciencia detrás de la boca de algodón lo explica.
¿Qué está detrás de la boca de algodón?
Tiene que ver, sobre todo, con la manera en la que el cannabis interactúa con el sistema endocannabinoide, que regula nuestras funciones más elementales. Esto, porque el THC, el cannabinoide psicoactivo del cannabis, se parece mucho estructuralmente a la hormona de la felicidad que producimos naturalmente, formalmente llamada anandamida.
Esta similitud le permite acoplarse a los receptores de dicha hormona, lo cual altera las funciones normales del cerebro; causa hambre o sueño a deshoras, modifica el estado de ánimo y el humor, etc. Y, claro, provoca la boca de algodón.
La ciencia detrás de la boca de algodón
La parte del sistema nervioso que controla la producción de saliva es el sistema nervioso parasimpático, que funciona por medio de impulsos involuntarios. Salivamos cuando olemos comida gracias a estos impulsos, por ejemplo, mientras otros provocan que se reduzca la producción de saliva.
Las glándulas submandibulares—es decir, que se encuentran en la parte inferior de la boca—también tienen los receptores del sistema endocannabinoide que se ven afectados con la presencia de THC.
La anandamida reduce la secreción de saliva y el THC parece exacerbar este impulso. O quizá lo inhibe; deja de ser enviado al sistema nervioso parasimpático y la boca se nos llena de algodón—figurativamente.