Cómo hacer aceite de cocina con cannabis
Todo entusiasta de la marihuana puede sacar provecho de saber hacer aceite de cocina con cannabis, ya que puedes cocinar casi cualquier cosa con él; desde los célebres brownies mágicos hasta comida más convencional. Incluso puede ser el aderezo de tu ensalada. Usa tu imaginación y verás que no te faltarán usos.
¿Qué aceite debo usar?
Uno de los principales problemas de infusionar un líquido con cannabis (para hacer té, por ejemplo) es recibir los efectos del THC, pues éste no se disuelve en agua. Sin embargo, el aceite no tiene este problema, ya que es un vehículo mucho más eficaz para transportar las moléculas de THC, así que puedes usar prácticamente el aceite que quieras. Algunas opciones son: aceite de oliva, de canola, vegetal, de coco, de ajonjolí, de aguacate o—con cuidado, por las alergias—de cacahuate.
¿Qué necesito para hacer aceite de cocina con cannabis?
Prácticamente cualquier cocina tiene las herramientas e ingredientes necesarios para preparar aceite con cannabis. Necesitas una bandeja y papel encerado; una olla honda de cualquier tipo; un colador, el cual puede ser de red o de tela; y, quizás, un molino de cannabis, aunque es opcional.
Los ingredientes son aún más sencillos: solo necesitas 1 taza del aceite de tu preferencia y 1 taza de cannabis molido. Esto se traduce a una cantidad entre 7 y 10 gramos. Si tu producto final resulta demasiado intenso, solo reduce la cantidad de cannabis.
Cómo hacer aceite de cocina con cannabis
Lo primero que tienes que hacer, para liberar el poder del THC, es descarboxilar tu cannabis. Espárcelo en la bandeja sobre una hoja de papel encerado y mételo al horno a 120º por 30 ó 40 minutos o hasta que se dore.
Una vez descarboxilado, muélelo. Puede ser a mano (deja que se enfríe primero) o con el molino. Cuida que no quede muy fino, ya que después lo vas a colar. Vierte el aceite en la olla, añádele el cannabis y caliéntalos por 2 ó 3 horas a fuego lento. Cerciórate de que la temperatura del aceite no exceda los 95º centígrados.
Cuélalo y mételo al recipiente donde los vas a almacenar. Te recomendamos probar un poco por sí solo para revisar qué tan potente te quedó y vayas ajustando tu receta en el futuro.