Cómo hacer rosin casera
No todos los concentrados de cannabis tienen un proceso complicado de fabricación. Es posible, por ejemplo, hacer rosin casera; incluso si no tienes prensa. Con un aditamento de uso cotidiano es suficiente—solo ten cuidado de no quemarte.
¿Qué es la rosin?
Frecuentemente confundida con resina—que es esa sustancia viscosa de la flor del cannabis que contiene a los terpenos y cannabinoides—la rosin es un extracto o concentrado que se consume en el dabbing.
Por lo tanto, tiene efectos más potentes que los de otros medios de consumo (como fumarlo o comerlo), aunque no tanto como aquellos que se extraen por medio de hidrocarburos.
El proceso de extracción de la rosin es mucho más sencillo: se utiliza solamente calor y presión, aplicados por medio de una. Gracias a esto, se suele considerar a la rosin un concentrado más limpio y saludable, que preserva y aumenta el sabor y aroma original de la flor del cannabis.
¿Qué necesito para hacer rosin casera?
No necesitas un laboratorio o fábrica; existen prensas para hacer rosin casera a la venta para particulares. El problema es su precio, el cual puede alcanzar más allá de los 15,000 pesos mexicanos. Afortunadamente, también existen otros métodos, mucho más baratos, para hacer rosin casera. Solamente necesitas el cannabis, papel encerado, un dabber o herramienta para dabbing y una plancha de pelo.
Como la fabricación de rosin requiere de calor, también se recomienda usar guantes para protegerte de posibles quemaduras.
Cómo hacer rosin casera
Asegúrate de usar la plancha de pelo a menos de 149º centígrados; más temperatura podría evaporar los terpenos y cannabinoides, que son muy delicados.
Corta un pedazo de papel encerado de aproximadamente 10 centímetros por lado. Dóblalo a la mitad y mete el material de la flor, como si fueras a hacer un porro.
Coloca el papel entre las planchas de la plancha de pelo, asegurándote que cubran todo el material de la planta. Presiona por unos cuantos segundos (más de 3; menos de 7) y espera a escuchar un chisporroteo.
Saca el papel y ábrelo. Deberías ver residuos de aceite amarillento alrededor de la planta—esa es la rosin. Deshazte de la planta y raspa la rosin con el dabber. Consúmela ahí mismo o almacénala para después.
