¿Cómo se clasifican los alucinógenos?

¿Cómo se clasifican los alucinógenos?

Los compuestos psicoactivos pueden clasificarse en tres amplias categorías de acuerdo a sus efectos y cómo actúan a nivel molecular. Aunque el nombre de dos de ellas son un tanto desconocidos, seguramente has oído hablar de la tercera. Los alucinógenos, a veces también llamados psicodélicos, son el tipo de compuesto que quizá más se referencia en cultura popular. Sin embargo, no existe un tipo solamente. Aquí te contamos cómo se clasifican los alucinógenos.

¿Qué son los alucinógenos y cómo funcionan?

Los alucinógenos son aquellos compuestos psicoactivos que provocan alucinaciones en el consumidor, razón por la cual a veces se les conoce mejor por su nombre alternativo de psicodélicos.

Y es que el consumo de pequeñas dosis de, digamos, psilocibina, provocan que el consumidor vea cosas como figuras geométricas de distintos colores superpuestas sobre su percepción de la realidad. Por otro lado, las dosis muy altas pueden desconectarlo totalmente de la realidad y hacer que reaccione a estímulos internos (es decir, mentales), exclusivamente.

Los alucinógenos son capaces de tales efectos porque interactúan con varios tipos de receptores del sistema nervioso. Así es como se clasifican los alucinógenos.

Los alucinógenos clásicos

Se les llama clásicos porque son, precisamente, los más famosos. Estos incluyen al LSD, la psilocibina y la mescalina, entre muchos otros.

Estos alucinógenos activan los receptores 2A de serotonina, un neurotransmisor del cerebro que es esencial para su funcionamiento correcto. Los niveles bajos de serotonina, por ejemplo, están asociados a condiciones como la esquizofrenia, la depresión, la ansiedad y el insomnio, entre muchas otras.

Su consumo es tan popular porque suelen hacer sentir bien al consumidor; una diferencia notable con el otro grupo de alucinógenos.

Los alucinógenos atípicos

Los alucinógenos atípicos incluyen nombres menos conocidos, como la salvinorina A, que produce la Salvia divinorum—también conocida como “salvia de los adivinos”—y la ibogaina.

Como estos alucinógenos actúan sobre otro tipo de receptores, sus efectos son distintos a los de los alucinógenos clásicos. Aunque sí se utilizan, en general son menos populares, ya que los efectos reportados son más afines a sentimientos de ansiedad, incomodidad y angustia.