Las mejores alternativas a los porros
Es difícil que un método de consumo destrone a los porros de la cima de la lista de popularidad del cannabis. Y es que son baratos, fáciles de hacer y, una vez fabricados se pueden transportar de cualquier manera. Sin embargo, también tienen sus desventajas. A muchos consumidores, por ejemplo, no les gusta su sabor. Por lo tanto, buscan todo tipo de alternativas a los porros.
Como puedes imaginarte, hay una enorme cantidad. Tantos que podríamos llenar varios artículos como éste. Para no hacerte el cuento largo – como dicen – aquí te dejamos solo algunas.
Los vaporizadores
Uno de los métodos de consumo que se está popularizando mucho como alternativa a los porros son los vaporizadores. Y es que, en general, se cree son más saludables, pues se inhala vapor en vez de humo. Aunque esta afirmación todavía es cuestionable, está basada en ideas que no son tan descabelladas.
El cannabis se vaporiza a menos temperatura – entre 140 y 205º centígrados – de lo que se combustiona. Además de crear humo, la combustión altera su composición química, creando y liberando sustancias nocivas. En cambio, al vaporizarlo, solo se transforma su estado de materia – de sólido a líquido a aerosol o gaseoso.
Como empezó como una alternativa al tabaco, los vaporizadores solo contaban con cartuchos de soluciones aceitosas de diversas infusiones – de cannabis, entre ellas. Ahora, cada vez existe una mayor variedad de productos para inhalar por medio de vaporizadores, incluyendo flor convencional molida. También hay concentrados y extractos de diversas consistencias: duras, como shatter, o suaves como el budder.
Algo por lo que los vaporizadores son tan populares es su practicidad. Aunque existen grandes, de mesa o escritorio, en general son muy portátiles, con forma de bolígrafo. Su tamaño permite llevarlos a todos lados. Incluso hay desechables, que se tiran enteros cuando su cartucho se termina.
Las pipas
Las pipas son otro medio de consumo extremadamente práctico. Igual que los vaporizadores, algunas tienen un tamaño bastante considerable, pero la mayoría son pequeñas y muy portátiles.
Además de su diversidad de tamaños, también tienen una gran diversidad de materiales, los cuales, a su vez, cambian ligeramente la experiencia de fumar. Algunos consumidores afirman que el material tiene un impacto directo en el sabor del cannabis, por ejemplo.
Sea cual sea el caso, sin duda afecta la velocidad en la que éste se consume, especialmente si cuentan con un carburador. Con un dedo, el consumidor puede cubrir y descubrir este pequeño agujero que suele encontrarse en el costado del cuenco – o bowl – para controlar el flujo de aire.
Bongs
Al otro lado del espectro de la practicidad están los bongs. No solo son pipas mucho más grandes que los métodos anteriores, sino que necesitan agua, algo que también los distingue. Se recomienda usar agua destilada, pero no es indispensable. De hecho, muchos experimentan con todo tipo de variedades. Por supuesto, el agua no solo está de adorno; sirve para filtrar el humo. Al pasar por ella, se enfría y resulta en golpes más puros e intensos, razón por la que muchos los prefieren como alternativas a los porros.
Los bongs también se fabrican de una enorme variedad de materiales. Los de vidrio son los más comunes, ya que son relativamente baratos (aunque depende del fabricante y del propio material). También los hay de cerámica, de silicona y hasta de acrílico (cuyo uso no se recomienda).
Como las pipas, algunos bongs tienen un carburador que permite controlar el flujo de aire; pero la variedad en su diseño va más allá. Algunos tienen múltiples cámaras, y otros son de formas distintas. Y los bongs de gravedad pueden, incluso, hacerse en casa.
Los burbujeadores
Habiendo visto lo que es una pipa y lo que es un bong resulta fácil explicar lo que son los burbujeadores, ya que es el paso lógico entre ambos. Se trata, básicamente, de un bong del tamaño de una pipa. Y es que es tan portátil como una, pero da golpes de la misma intensidad que un bong. Incluso están compuestos de las mismas partes de un bong, incluyendo una cámara para el agua, la cual puede ser lateral o estar en la parte inferior.
Una lupa o una botella
Tan pronto como descubrimos las lupas, cuando éramos chicos, empezamos a quemar hojas secas a diestra y siniestra. Si no has olvidado esta habilidad, te dará gusto saber que te puede ser útil para practicar tus actividades de adulto. Usa una lupa para encender un pedazo de flor de cannabis y podrás fumarlo sin siquiera usar un encendedor y, por lo tanto, de la manera más natural posible.
Claro, aún necesitas una pipa, o una manera de inhalar el humo. Muchos utilizan botellas de vidrio. De hecho, algunas tienen una forma tal que ni siquiera necesitas la lupa, ya que son igualmente capaces de concentrar la luz. Basta con introducir el cannabis en, encontrar el ángulo adecuado para encenderlo e inhalar por la boquilla.
Método de los cuchillos
Cuando todo lo demás falla, siempre está el antiguo y tradicional método de los cuchillos.
Éste consiste en calentar dos cuchillos en la llama de la estufa o cualquier otra fuente de calor similar. Cuando estén lo suficientemente calientes, solo hay que prensar una flor de cannabis entre ellos para que las cuchillas la quemen hasta empezar a humear. Esto ocurre casi de inmediato.
Se puede inhalar el humo solo colocándose sobre éste o fabricar una boquilla – con la mitad superior de una botella de plástico, por ejemplo – para inhalar la mayor cantidad posible.