Cómo hacer miel con infusión de cannabis

Cómo hacer miel con infusión de cannabis

En los comestibles caseros, no siempre es fácil agregar el cannabis. Por eso, las infusiones son un regalo celestial. Pueden ser de dos tipos: platillos enteros o meros ingredientes, como la mantequilla de cannabis o la receta que aquí presentamos: miel con infusión de cannabis. 

¿Para qué hacer miel con infusión de cannabis?

La respuesta parece obvia: pues para tener miel con infusión de cannabis. Sin embargo, no solo sirve para tus panqueques (para eso, ya existe una receta de miel de maple). Además de un dulce viscoso, la miel también sirve como sustituto de azúcar para una gran variedad de platillos.

Esto es especialmente útil cuando se trata de comestibles caseros. La mantequilla de cannabis es un ingrediente muy versátil, pero no puede usarse para todo. La miel solo expande el repertorio de platillos que puedes infusionar.

¿Qué es la descarboxilación?

Infusionar miel con cannabis es extremadamente sencillo, pero antes debes descarboxilarlo. Es decir, someterlo al proceso con el que activamos los cannabinoides; especialmente (mas no exclusivamente) el THC.

En realidad, el cannabis no produce THC, sino THCA—un ácido. Al exponerlo a una fuente de calor, este elemento se evapora y nos queda ese cannabinoide que tanto nos gusta (ocurre lo mismo con el CBDA y CBD).

Cómo hacer miel con infusión de cannabis

Solo necesitas 3.5 gramos de cannabis por cada taza de miel que vayas a infusionar. Lo primero, como dijimos, es descarboxilar el cannabis.

Precalienta el horno a 120º centígrados, esparce tu cannabis en una charola forrada con papel para hornear y cocínalo por 30 a 40 minutos. Sacude la charola cada 10 minutos y revísalo constantemente. Si se dora antes de que transcurra el tiempo indicado, sácalo.

Mezcla la miel con el cannabis en una olla doble y caliéntalos a fuego lento. Déjalos al por aproximadamente 40 minutos, revisando la mezcla constantemente y asegurándote de que no hierva.

Una vez transcurrido el tiempo, viértela en un frasco con un embudo y una manta de cielo. Deja que se cuele naturalmente, por la mera fuerza de gravedad—no la exprimas para que no se te cuelen pedazos de planta.