¿Qué es la euforia del corredor?
Todos sabemos que correr no solamente trae beneficios físicos, sino mentales también. Provoca—en quienes hoy conocemos como runners—una euforia del corredor, que puede ser comparable con la que causa el consumo de cannabis—específicamente, THC—. Esta no es una exageración; hay evidencia que lo afirma.
¿Qué es la euforia del corredor?
Si nunca has tenido el hábito de correr, seguramente te habrás preguntado, ¿de dónde sacan los corredores las ganas de levantarse a horas tan inhumanas solo para salir al frío? ¿De dónde sacan las ganas de sudar, la falta de aliento, el dolor de articulaciones? Sí, uno pierde peso, disminuye la presión arterial, aumenta la constitución física, disminuye el riesgo de enfermedades, relaja; en fin, mejora la salud en general… pero ¿a qué precio? Lo que no sabes es que esas criaturas extrañas, que hoy en día llamamos runners, son unos adictos.
Y es que, además de los beneficios antes mencionados, correr también mejora el humor y provoca un estado de bienestar generalizado. Eso es lo que se dice, pero es difícil aceptarlo sin creer que es una gran mentira por experiencia propia. Todos, en algún momento, tenemos que correr. Somos humanos, después de todo y lo hemos hecho desde que vivíamos en las cavernas. Antes, para escapar de las garras de un tigre dientes de sable o los colmillos de un mamut; hoy, para alcanzar el Metrobús. En ningún momento sentimos una dicha generalizada. Más bien, nos envuelve el sentimiento de no querer hacerlo nunca más.
Entonces, ¿de dónde viene esa mentira de que el correr causa felicidad y quién debería ser arrestado por propagarla? Pues resulta que no es mentira. Efectivamente, correr puede causar una euforia comparada a la del cannabis, pero no es suficiente correr una vez, sino por el hábito de correr. La sienten aquellos que se levantan a horas inhumanas solo para salir al frío a sudar; a sentirse sin aliento y que, seguramente, luego les duelen las articulaciones—diariamente. Los adictos de los runners.
La euforia del corredor y el mito de las endorfinas
Hace tiempo que sabemos que esta euforia existe, pero no sabíamos qué la causaba. La explicación más común era que la actividad física intensa libera una especie de torrente de dopamina o endorfinas.
No es un accidente que “endorfinas” rime con “morfina”. Endorfinas significa los opioides (grupo al que pertenece la morfina) que nuestro cuerpo produce naturalmente: Endo = dentro; “morfina de adentro”. Sin embargo, esta hipótesis tiene un problema. La morfina es altamente adictiva y, como muchos lo descubren, el ejercicio está lejos de serlo—por lo menos al principio. A diferencia de los opioides, no hay cosa más fácil para los humanos que dejar de consumir ejercicio.
La relación debía estar en otro lado y este se encontró en el sistema endocannabinoide.
¿Qué es el sistema endocannabinoide?
Todos tenemos un sistema endocannabinoide; es aquél que se encarga de nuestras respuestas y funciones más básicas. Es decir, el que regula nuestro humor y estado de ánimo, así como nuestro sueño, hambre y percepción, entre muchas otras cosas.
Funciona básicamente con dos cosas: receptores, localizados en la superficie de nuestras células, y transmisores. Estos últimos se llaman endocannabinoides que, al igual que las endorfinas, se refiere a los cannabinoides que producimos naturalmente.
Los receptores vienen en dos variedades: CB1 y CB2. Los segundos se encuentran en distintas partes del cuerpo, mientras que los primeros se encuentran principalmente en nuestras neuronas.
Estos son, quizá, más delicados. Envían señales que nos indican que tenemos hambre o que ya estamos satisfechos al comer; que tenemos sueño o hemos dormido lo suficiente; la manera en la que debemos reaccionar al miedo que sentimos, etc. Funciones básicas de supervivencia.
Los cannabinoides del cannabis hacen interferencia en este sistema y provocan señales confusas, cuyos resultados pueden ser benéficos y perjudiciales. Algunos—que se unen a receptores CB2—pueden causar alivio al desinflamar o controlar el dolor de partes lastimadas. Los que se unen a receptores CB1 pueden aliviar cosas como la ansiedad, estimular o disminuir el apetito, entre muchas otras cosas.
¿Por qué los cannabinoides funcionan con nuestros receptores?
No cualquier cannabinoide puede unirse a los receptores de nuestro sistema endocannabinoide. El CBD, por ejemplo, es incapaz de unirse a los receptores CB1. Simplemente, no tiene la estructura adecuada; no es de la forma o tamaño; algo así como tratar de meter una figura esférica en un agujero triangular. Por eso, si bien causa algunas respuestas, ingerirlo por sí solo no afecta a nuestras neuronas. Su estructura embona mejor con los receptores CB2 de las células que se encuentran en otras partes de nuestro cuerpo y por eso funciona como desinflamatorio y analgésico.
El THC, por otro lado, sí tiene la forma y estructura para embonar en los receptores CB1. Al ser una sustancia extraña, que éstas no reconocen, provoca mensajes anormales. Por eso nos sentimos somnolientos cuando ya hemos dormido o, famosamente, hambrientos sin importar que acabamos de comer.
Otro mensaje confuso nos altera el humor. El cannabis es famoso por generar risas o hacer sentir al usuario feliz y relajado.
El THC, la anandamida y la euforia del corredor
La anandamida es uno de esos endocannabinoides que producimos naturalmente; un neurotransmisor que embona en los receptores CB1 y nos produce un sentimiento de salud y bienestar. Tanto, que algunos estudios han demostrado que, aquellas personas diagnosticadas con depresión, presentan una producción de anandamida inferior a la normal.
Un tratamiento contra la depresión, y contra sentimientos de tristeza generalizada, es hacer ejercicio, ya que éste estimula la producción de anandamida.
Y es que, estructuralmente, la anandamida, esta “hormona del placer” o “de la felicidad” es prácticamente idéntica al THC. Es decir, correr regularmente provoca sentimientos similares a consumir cannabis. Algunos, incluso, combinan ambas.Es por eso que decimos que los runners son unos adictos; su cuerpo se acostumbra a esa producción elevada de anandamida y comienza a exigirla. Sin embargo, a diferencia de otras adicciones, esta es extremadamente saludable.