¿Vapear es más seguro que fumar?
Con la aparición de los vaporizadores, se llegó a pensar que vapear era más seguro que fumar; tanto cannabis como otros compuestos, como el tabaco. Sin embargo, con el paso del tiempo, y sobre todo por la pandemia de lesiones pulmonares de 2019, esta percepción ha cambiado por completo.
¿Qué es vapear?
A principios de la primera década del milenio apareció una medida nueva para dejar de fumar: ¿qué tal si, en vez de inhalar el humo del cigarrillo, pudieras inhalar vapor? Y, además, ¿qué tal si a ese vapor le pudiéramos agregar los mismos componentes del cigarrillo, como nicotina? ¿Qué tal si supieran a lo mismo o, incluso, tuvieran otros sabores más atractivos, como a frutas?
Se logró con pequeños vaporizadores portátiles con diversos tamaños, intensidades y formas—algunas, incluso, simulaban cigarrillos—que, en vez de carbonizar hojuelas de tabaco, evaporaban el líquido viscoso contenido en cartuchos.
Era perfecto; un hábito prácticamente idéntico a fumar sin sus elementos más nocivos. Los cartuchos se evaporan aproximadamente a 200º centígrados; el tabaco se quema a 250º.
Sin embargo, no tardó mucho tiempo para que este método—llamado vaping: “vapear”—, fuera adoptado por nuevos usuarios, o sea, no-fumadores. Se convirtió en un hábito aparte, incluso con establecimientos dedicados, donde los usuarios podían probar distintos sabores y compuestos.
Vapear cannabis
Claro, tan pronto se volvió popular, así como la idea de que vapear era más seguro que fumar, la industria del cannabis tomó nota y se empezaron a desarrollar cartuchos con marihuana. Se logró a manera de extractos, la práctica de separar químicamente los elementos del cannabis—cannabinoides y terpenos—de la planta.
Además de que los cartuchos pueden ofrecer una mayor concentración de cannabinoides y, por lo tanto, efectos más intensos, tienen otras ventajas atractivas para los consumidores.
Si bien, con los porros o algunas pipas, la portabilidad no es problema, sí lo es la discreción: el olor tan penetrante del cannabis no permite fumarlo en cualquier lado. Esto, sin mencionar que entonces, y todavía, es ilegal hacerlo en lugares como la vía pública. Sin embargo, el vapor no tiene olor. Al ser un hábito popular y—más importante aún—legal, se volvió parte de la imagen urbana cotidiana, y quien vapeaba cannabis era indistinguible de quien vapeaba un cartucho con sabor a durazno.
Sin embargo, la percepción de que los vapeadores eran más saludables que los cigarrillos tenía fecha de caducidad.
Epidemia de lesiones pulmonares
Aproximadamente un año antes de que estallara la pandemia de covid-19, estalló otra pandemia. En 2019 hubo un aumento alarmante de casos de pacientes con lesiones pulmonares que rápidamente fueron asociadas al vapeo. Y, a pesar del escepticismo de muchos, el culpable fue señalado: el acetato de vitamina E.
Como su nombre sugiere, consumimos vitamina E con bastante regularidad; incluso se recomienda para una dieta saludable. Es un antioxidante que ayuda a proteger nuestras células. Se encuentra en todo tipo de alimentos, como la carne, las frutas y las verduras. Incluso consumimos acetato de vitamina E como suplemento alimenticio o lo aplicamos directamente sobre la piel y es generalmente inofensivo—siempre y cuando no se inhale.
Para crear un líquido que pudiera evaporarse en un aparato del tamaño de una pluma convencional, hay que agregarle varios compuestos como el acetato de vitamina E, un aditivo especialmente utilizado en productos con THC.
Rápidamente se comprobó que, inhalar acetato de vitamina E causaba serias lesiones pulmonares, muy similares a las de la bronquitis, la pulmonía y la neumonía en un periodo alarmantemente corto. Un estudio del Centro de Prevención y Control de Enfermedades norteamericano, “mostró la presencia de acetato de vitamina E en más de 35 muestras de personas fallecidas que consumían dispositivos de vapeo”.
Se tomaron medidas de inmediato. En países como Estados Unidos se prohibió el uso de acetato de vitamina E en la fabricación de cartuchos de vaporizadores, lo cual ha llevado a una drástica reducción en casos de lesiones pulmonares. En otros lados, como en México, los vaporizadores fueron totalmente prohibidos.
Prohibir el vapeo lo hizo menos seguro
Quienes viven en lugares donde los vaporizadores son ilegales deben de tener aún más cuidado que quienes pueden seguir adquiriéndolos legalmente. Su legalidad asegura que sean sometidos a un control de calidad impuesto por ley que asegura que sean lo más seguros posible. Es decir, los consumidores compran cartuchos de distribuidores autorizados sabiendo que no contienen acetato de vitamina E.
Sin embargo, aquellos que circulan en lugares donde están prohibidos no tienen ningún tipo de regularización ni control de calidad. En México, por ejemplo, no hay nada que te asegure que tus productos no contienen este aditivo tan peligroso, o algún otro, a pesar de lo que diga la información del paquete.
Otros riesgos de vapear
Desgraciadamente, el acetato de vitamina E no es el único compuesto que puede causar daños importantes al sistema respiratorio. Inhalar vapor ha sido vinculado con otros síntomas parecidos a los de la bronquitis, como la falta de aire. Incluso cuando fueron probados varios tipos de cartuchos—con o sin nicotina o cannabis.
Este parece ser el mismo caso con la inflamación de las vías respiratorias. El vapear frecuentemente parece causar este mismo mal, así como su irritación, sin importar qué ingredientes contienen.
¿Vapear es más seguro que fumar?
Ciertamente, vapear no es más seguro que fumar, como creíamos en un principio. Sí, la fabricación de estos productos se ha modificado buscando que no contengan sustancias tan nocivas como el acetato de vitamina E. Sin embargo, hay otros males que se han vinculado al hábito de vapear sin importar los ingredientes de los cartuchos.
Su prohibición también ha creado un mercado negro de productos que no están sujetos al mismo rigor que aquellos con los que se comercia en lugares donde son legales. Nada te asegura que no contengan acetato de vitamina E.
Desgraciadamente, por ahora, no tenemos una respuesta definitiva a esa pregunta. Hacen falta más estudios comparando el fumar y el vapear cannabis—y otros compuestos—para saberlo exactamente, y estos suelen tardar largo tiempo.
Por ahora, lo mejor es asumir que el fumar y vapear cannabis conllevan los mismos riesgos y, por lo tanto, hay que consumirlos con responsabilidad.