¿Qué es la técnica Sea of Green?
Las plantas de marihuana no siempre tienen que crecer como se les da la gana. Existen muchas maneras de jardinería para controlar hacia dónde crecen y cuánto lo hacen. Una de estas, llamada la técnica Sea of Green, consiste extrañamente en meter una gran cantidad de plantas en el reducido espacio de un cultivo interior. Sin embargo, esta aparente violación de las reglas más elementales del cultivo del cannabis es posible ya que solo crecerán por un par de semanas antes de cosechar.
¿Qué es el entrenamiento del cannabis?
En general, existen dos especies principales de cannabis: las índicas y las sativas. Las principales diferencias entre ambas están en su forma y manera de crecer. Las segundas son plantas altas de tallos, ramas y hojas delgadas. Las primeras, por otro lado, no tienen tanta estatura, pero son más frondosas.
Sin embargo, con la gran cantidad de mezclas y combinaciones que se han hecho, la gran mayoría de cepas de cannabis son híbridos de ambas. Como resultado, los tamaños de las plantas pueden variar mucho de una a otra, algo que se debe tomar en cuenta cuando, por ejemplo, se planea un cultivo en interiores, donde el espacio es limitado.
El entrenamiento del cannabis consiste en varias técnicas para obligar a las ramas a crecer en cierta dirección y así aprovechar mejor el espacio.
¿Qué es la técnica Sea of Green?
Entre tantas técnicas de entrenamiento, la técnica Sea of Green es bastante sencilla de aplicar, aunque sí requiere conocer bien el ciclo de cultivo del cannabis.
Y es que consiste en forzar la floración. Es decir, cuando las plantas dejan de crecer y redireccionan todas sus energías para crear las flores que, ultimadamente, es lo que se cosecha. Esto se logra manipulando la luz disponible.
Solo un par de semanas de dejar crecer las plantas, el agricultor debe disminuir las horas de luz a las que expone a las plantas, de 16 horas a 12. Es decir, simula la llegada del otoño.
¿Cuántas plantas permite tener la técnica Sea of Green?
Como las plantas solamente crecen por un par de semanas antes de que sean obligadas a florecer, su tamaño termina siendo generalmente pequeño. Esto permite tener un cultivo interno de 4 hasta 16 plantas por metro cuadrado, cuando en otros el espacio permite solo 1 ó 2.
La variación tan marcada se debe a que durante el cortísimo periodo de crecimiento, éste puede ocurrir rápidamente y a velocidades muy distintas de una cepa a la otra. Por lo tanto, siempre se recomienda estar informado del ciclo específico de cada cepa antes de plantar.
También se deben tomar en cuenta otros factores que impactan el crecimiento, como la distancia entre la luz y las plantas y hasta el tamaño y forma de las macetas.