Discrepancias entre toxicidad y legalidad
Con frecuencia, en varios estudios, se comparan los peligros del cannabis con los de otras sustancias, algunas de las cuales son legales. Consistentemente, el riesgo de la planta que aquí nos atañe es menor, lo cual resulta en obvias discrepancias entre su toxicidad y su legalidad.
¿Qué tan tóxico es el cannabis?
Se han llevado a cabo muchos estudios que comparan qué tan dañinas son las sustancias que potencialmente podemos consumir, tanto legales como ilegales. Uno de ellos, del 2015, causó un poco de revuelo; no por dónde se localizaba el cannabis—en último lugar—, sino porque el alcohol salió en primero.
El estudio, publicado en Scientific Reports, que usaba un método denominado “margen de exposición” (MOE, por sus siglas en inglés), medía la toxicidad de cada sustancia. Es decir, la proporción entre el umbral toxicológico (otro nombre para la dosis de referencia) y el consumo humano estimado.
Cuando se trata de cannabis, definir la dosis referencia es un problema, pero, aun así, llegó a una conclusión interesante.
¿Qué concluyó el estudio?
Se dividieron a las sustancias en categorías de riesgo. La heroína y la cocaína, junto con el alcohol y el tabaco fueron clasificadas en la categoría de “riesgo alto”. Mientras tanto, el éxtasis y las metanfetaminas resultaron ser de “riesgo medio”. El cannabis apareció al fondo de la lista.
Discrepancias entre toxicidad y legalidad
La lista es consistente con aquellas de los gobiernos que listan las sustancias más peligrosas—pero solo si se pone de cabeza.
La de los Estados Unidos, por ejemplo, las divide en listas. El cannabis se encuentra en la categoría más alta, la Lista I, junto con el éxtasis y la heroína. La Lista I está reservada para sustancias que se consideran peligrosas y que, además, no tienen un uso terapéutico.
En la Lista II—donde se encuentran las sustancias “peligrosas”, pero que tienen “aplicaciones médicas aceptables”—están la cocaína, las metanfetaminas y los opioides.
¿Dónde se encuentran el alcohol y el tabaco?, te preguntarás. En una enorme discrepancia entre toxicidad y legalidad, la respuesta es simple: no aparecen.