¿Qué es la estandarización de las pruebas de cannabis?
Los productos de cannabis deben ser sometidos a diversas pruebas para determinar qué contienen y si son seguros para los consumidores. Sin embargo, la manera en la que se legalizó en lugares como Estados Unidos llevó a que los protocolos difieran de un estado al otro. Por eso, es necesaria una estandarización de las pruebas de cannabis.
¿Qué es la estandarización de las pruebas de cannabis?
De existir, la estandarización de las pruebas de cannabis dictaría, simplemente, establecer las pruebas a las que deberían someterse todos los productos de cannabis de un país para garantizar que sean seguras para los consumidores.
Y es que, en aquellos lugares donde el cannabis se ha legalizado, una parte elemental de las nuevas legislaciones es permitir que los consumidores hagan compras informadas. Para ello, es necesario que tengan datos claros, concisos y precisos sobre lo que contienen los productos que deciden comprar. En el caso de los productos de cannabis—como en el de muchos otros—esta información se transmite por medio de las etiquetas.
¿Existe la estandarización de las pruebas de cannabis?
Desgraciadamente, por lo menos hasta ahora, no existe dicha estandarización en aquellos lugares donde la compra y venta de cannabis ahora es legal, como Estados Unidos.
Federalmente, en ese país, el cannabis continúa siendo ilegal, considerada una droga que potencialmente puede causar adicción sin ningún beneficio médico. Sin embargo, las decisiones sobre su legalización se han dejado a los gobiernos estatales, razón por la cual en algunos puede consumirse hasta recreativamente mientras que, en otros, su uso medicinal continúa prohibido.
Esto ha conducido a que cada estado tenga sus propios protocolos y pruebas de calidad a los que se someten los productos de cannabis, los cuales arrojan resultados que, con frecuencia, son inconsistentes.
¿Cómo se podría garantizar la seguridad de los productos?
Fuera de que se reclasifique federalmente al cannabis como una sustancia legal—algo que, según muchos, es muy difícil; según otros, imposible—se podrían implementar algunas medidas alternativas.
En el estado de Washington, por ejemplo, existe un grupo de laboratorios que prueban la potencia de una muestra de cannabis sin saber de dónde proviene o a qué producto pertenece. Una vez que terminan la prueba, comparan sus resultados con los del resto. Si las pruebas son confiables, entonces los resultados deberían variar muy poco.
Si, por otro lado, cada uno presenta resultados muy distintos, es señal de que se requieren otros protocolos. Y, sobre todo, una estandarización de las pruebas de cannabis.