Estudio: el cannabis reduce el consumo de opioides

Estudio: el cannabis reduce el consumo de opioides

cannabis reduce el consumo de opioides

Los beneficios medicinales del cannabis no se reducen a sólo tratar o reducir males y síntomas. Podría, además, solucionar una crisis de medicamentos que actualmente vive en Estados Unidos. Un estudio reciente, primero en su clase, parece comprobar que el cannabis reduce el consumo de opioides. De confirmarse, podría reducir las dosis requeridas y, con ello, el peligro de los efectos secundarios.

El cannabis reduce el consumo de opioides

Las conclusiones de un estudio reciente, llevado a cabo por el Departamento de Salud de Nueva York y publicado por la Asociación Médica Estadounidense (AMA, por su nombre en inglés), sugieren que el cannabis reduce la cantidad de opioides que requieren los pacientes que sufren de dolor crónico.

El estudio es significativo por su tamaño: estudió los registros de más de 8,000 pacientes del programa de cannabis medicinal de Nueva York. Gracias a ellos, los investigadores pudieron dar seguimiento a sus prescripciones y cómo fueron cambiando con el tiempo. Se espera que, por su tamaño, pueda informar mejor a los profesionales de la salud. Sus testimonios, a fin de cuentas, pueden alterar la legislación y actuales restricciones del cannabis y, así, explotar todo su potencial médico.

Se concluyó que los paciente que complementaron su consumo de opioides con cannabis medicinal por 30 días o más redujeron sus dosis diarias; de 47 a 51 por ciento. También redujeron su consumo aquellos que consumieron cannabis por un periodo más corto, aunque en un rango mucho menor: de 4 a 14 por ciento.

¿Cómo se llevó a cabo el estudio?

Los investigadores revisaron los datos entre los años 2017 y 2019 de los pacientes del programa de cannabis medicinal del estado de Nueva York. Estos fueron corroborados con los de las prescripciones de opioides que también son registrados en un programa de seguimiento estatal. Se incluyó a todo paciente al que se le recomendó usar cannabis para tratar un dolor crónico y que, al mismo tiempo, toman opioides como parte de su tratamiento. En total fueron 8,165 registros.

El número de pacientes se dividió, primero, en dos grupos comprendidos por aquellos que consumieron su dosis de cannabis por un periodo mayor a 30 días y aquellos que lo suspendieron antes. Además, se dividieron en tres grupos adicionales de acuerdo a sus dosis de opioides previo a complementarlas con el cannabis.

Después de ocho meses se compararon las dosis de opioides finales con las iniciales.

¿El estudio descubrió que el cannabis reduce el consumo de opioides?

Tras ocho meses, los investigadores descubrieron que todos los pacientes—los que consumieron cannabis más de 30 días y los que no—consumieron menos opioides. O, lo que es lo mismo, para tratar sus dolores crónicos respectivos, requirieron dosis más pequeñas.

En aquellos que consumieron cannabis por más de 30 días, sin embargo, la reducción fue 5.6 veces más pronunciada que aquellos que suspendieron su consumo antes. Además, también vieron una mayor reducción aquellos cuyas prescripciones de opioides iniciales eran mayores.

¿Qué limitaciones tuvo el estudio?

Como suele ocurrir con los estudios clínicos, éste tuvo ciertas limitaciones. Por la confidencialidad de la que gozan los pacientes, no se tomó en cuenta su etnicidad o existencia de otras condiciones o comorbilidades.

Aunque el estudio se enfocó en el consumo de cannabis de los pacientes, no se distinguió entre los diferentes métodos de consumo o siquiera las dosis. Tampoco sus razones por acudir al cannabis en primer lugar; si su intención era tratar su condición o específicamente reducir su consumo de opioides.

Los investigadores tampoco tuvieron manera de saber si, de las cantidades que se les proporcionaron de cannabis y opioides, los pacientes las consumieron completas o sólo parcialmente. Tampoco, si las complementaron con otras sustancias o drogas.

La importancia del estudio

A pesar de estas limitaciones, el estudio sigue considerándose importante. Según sus autores, es el primero en estudiar a un grupo tan extenso y por tanto tiempo. Hasta ahora, otros similares se habían apoyado en evidencia anecdótica; es decir, en los reportes de los mismos pacientes. Evidentemente, ésta no es del todo confiable por estar sujeta a sus propias percepciones e inclinaciones. Alguien que cree que el cannabis debería legalizarse, por ejemplo, es más probable que reporte que es efectivo que alguien con convicciones opuestas.

Es precisamente por ello, por estudiar a un grupo extenso, que sus resultados pueden conducir a otros similares, con grupos aún más grandes y sin tantas limitaciones. Y, lo que es más—si se confirman sus hallazgos—a una alternativa o complemento para los tratamientos de opioides.

La crisis de opioides en Estados Unidos

Aunque no hay duda de que los opioides son efectivos para reducir el dolor, sus efectos secundarios son de muchísimo cuidado. Pueden conducir, por ejemplo, a la adicción o, incluso, hasta la muerte.

Su peligro es tal, que, de hecho, en tiempos recientes, se ha restringido aún más. Aunque esto podría parecer una medida efectiva, también ha resultado en que muchos pacientes de dolor crónico no reciban el cuidado necesario. O, quizá peor, que se le reduzca o suspenda a aquellos que lo estaban recibiendo.

Esto último podría provocar que los pacientes busquen sus medicamentos en el mercado negro, lo cual no solo es una desventaja por incentivar su crecimiento, sino que representa serios riesgos para su salud. Las drogas ilegales, por su proceso de fabricación no regulado, podrían resultar en envenenamiento o sobredosis.
Con su aparente habilidad de reducir el dolor, el cannabis podría complementar el uso de opioides, reduciendo sus dosis y, con ello, los riesgos para los pacientes.