Cómo afecta el cannabis a la homeostasis
La homeostasis es, simplemente, cuando el cuerpo funciona de manera óptima. Se mantiene por medio de las señales que intercambian el sistema nervioso, endócrino y los órganos. Sin embargo, muchos factores pueden sacarlo de balance y conducir a enfermedades serias, como el cáncer. Por ello se está estudiando cómo afecta el cannabis a la homeostasis, con la esperanza de crear medicamentos y tratamientos para ayudar regularlo cuando sea necesario.
¿Qué es la homeostasis?
Constantemente, el cuerpo se esfuerza para mantener un funcionamiento tan eficaz como sea posible. Esto incluye estar alerta para que los procesos regulatorios, que funcionan todo el tiempo, no se salgan de control. A este estado se le conoce como homeostasis.
Si, por ejemplo, el cuerpo detecta que su temperatura se ha elevado demasiado, inicia una serie de procesos para disminuirla. De igual manera, eleva o disminuye la presión arterial o hasta el pH de la sangre; o el azúcar, el potasio, el calcio, etc.
Algunos factores pueden descarrilar la homeostasis. Los más comunes son las enfermedades o las infecciones. Cuando funciona bien, el sistema inmune se mantiene fuerte para combatirlas, pero sus respuestas suelen ponerla en jaque, por lo que el cuerpo debe trabajar más duro para recuperar la homeostasis.
¿Cómo funciona la homeostasis?
No es suficiente con que las múltiples funciones corporales trabajen correctamente, sino que deben hacerlo coordinadamente, algo que ocurre desde un nivel celular.
La célula suele ser la mínima expresión, o la unidad más pequeña, de cómo pensamos en las funciones y órganos del cuerpo (evidentemente, hay más pequeñas, pero conducen a otras disciplinas). A veces es difícil imaginar que todos los órganos y tejidos están compuestos de ellas. Increíblemente, cuando existe homeostasis, todas trabajan al unísono, en función unas de otras.
Esto es posible gracias a la secreción de hormonas y a los mensajes eléctricos producidos por los sistemas endócrino y nervioso, respectivamente. Las glándulas y órganos del primero liberan dichas hormonas con las que distintas partes del cuerpo se comunican entre sí. Las células del sistema nervioso—central y periférico—, también se encargan de comunicar, pero por medio de señales eléctricas. Éstas son muchísimo más rápidas que la comunicación hormonal. De hecho, son casi instantáneas.
Al trabajar en conjunto, estos dos sistemas—el nervioso y el endócrino—, tienen una función de retroalimentación.
¿Qué son los circuitos de retroalimentación?
Existen dos tipos de circuitos—también llamados ciclos—de retroalimentación, los positivos y los negativos. Ambos son herramientas con las que el cuerpo mantiene la homeostasis.
La diferencia entre es el tipo de respuesta que generan. Los circuitos de retroalimentación negativos se encargan de detener los procesos antes de que se vuelvan incontrolables. Por ejemplo, cuando una enfermedad o infección causa que la temperatura ascienda. Una vez que rebasa los 37º centígrados, las células de la piel envían un mensaje de alerta al cerebro que, a su vez, alerta al hipotálamo, el termostato del cuerpo. Por medio de secreciones hormonales, el hipotálamo provoca sudoración y dilatación de los vasos sanguíneos para tratar de disminuir la temperatura.
Los circuitos de retroalimentación positivos, por otro lado, se activan para completar los procesos, en lugar de interrumpirlos, y recuperar la homeostasis lo más pronto posible. Algunos de los ejemplos más claros de los circuitos de retroalimentación positiva ocurren durante el embarazo. Uno es la liberación de oxitocina durante las contracciones; la producción de leche materna para alimentar al recién nacido es otra.
Cómo nos afecta la homeostasis deficiente
Además de enfermedades e infecciones, algunos comportamientos y cambios en el estilo de vida típicos de la modernidad pueden sacar a la homeostasis de balance. El sedentarismo y el consumo de demasiadas calorías, y los alimentos procesados que producen inflamación, pueden resultar en enfermedades serias. Entre ellas, la diabetes tipo 2, la obesidad, algunos cánceres, la arteriosclerosis, algunas enfermedades autoinmunes y males psiquiátricos.
Existen investigaciones que sugieren que parte de la causa de estos males—y otros—es un mecanismo homeostático deficiente, el cual puede resultar en el desarrollo de inflamación crónica. Es decir, un tipo de inflamación que no desaparece por sí solo, sino que persiste a pesar de la respuesta de los mecanismos de defensa del cuerpo.
¿Cómo afecta el cannabis a la homeostasis?
Una de las funciones más importantes del sistema endocannabinoide es su contribución para que la homeostasis se mantenga. Y es que juega un papel fundamental en la comunicación entre diversas áreas del cuerpo, especialmente entre los órganos y el cerebro.
Esta comunicación no sería posible sin los endocannabinoides: neurotransmisores que producimos naturalmente que van a dar a un grupo de receptores que interpretan el mensaje y provocan una respuesta adecuada. Los cannabinoides contenidos en el cannabis pueden interferir en dicha comunicación.
El THC, el más célebre de ellos, tiene una estructura casi idéntica a algunos de estos neurotransmisores, como la anandamida. Gracias a ello, puede acoplarse a los receptores antes mencionados y alterar los mensajes del sistema endocannabinoide y, con ello, las reacciones del cuerpo.
El CBD, al no parecerse a los endocannabinoides, tiene un efecto más bien bloqueador. En vez de acoplarse a los receptores, los bloquea y evita que reciban mensajes con un efecto reductor.
¿Cómo afectan los cannabinoides a la homeostasis?
Los cannabinoides podrían tener una gran variedad de efectos en el sistema endocannabinoide que, a su vez, podría contribuir al mantenimiento o recuperación de la homeostasis.
Por ejemplo, uno de los procesos naturales que presenta más peligro si no se regula es la producción celular. La regulación ocurre por la muerte celular programada, un proceso llamado apoteosis. Cuando éste no entra en acción, se producen demasiadas células y se forman tumores, conduciendo al cáncer. Actualmente se está estudiando el potencial del THC para estimular la apoteosis.
Las habilidades bloqueadoras del CBD, por otro lado, podrían disminuir los estímulos que están descarrilando a la homeostasis. Se cree, por ejemplo, que una de las causas de la depresión es la absorción demasiado rápida de la anandamida. Al bloquear a los receptores que activan dicha absorción, el CBD podría promover la permanencia de este neurotransmisor (llamado “la molécula de la felicidad”) y contribuir al tratamiento de la depresión.