¿Cómo los psicodélicos afectan a las ondas cerebrales?
Los psicodélicos pueden alterar totalmente nuestra percepción; distorsionar imágenes y sonidos; el tiempo y hasta pensamientos. No sorprende, entonces, que los psicodélicos afectan nuestras ondas cerebrales. Lo sorpresivo es la manera en la que lo hacen. Y es que, bajo la influencia de psicodélicos, como el LSD o la mescalina, los impulsos cerebrales—la comunicación entre neuronas—, se parecen más a los de los sueños.
¿Qué son las ondas cerebrales?
Nuestro cerebro funciona a manera de señales que, en realidad, son impulsos eléctricos. Es cómo se comunican las neuronas y otro tipo de células para enviar información a los centros de interpretación de nuestro cerebro desde donde, de ser necesario, se envía uno de vuelta—una reacción.
Vemos ondas cerebrales cuando grandes grupos de neuronas se comunican al mismo tiempo entre sí en una variedad de frecuencias. Es decir, rápidas o lentas. Las primeras ocurren generalmente cuando estamos despiertos; las segundas, cuando dormimos.
¿Cómo los psicodélicos afectan a las ondas cerebrales?
Los psicodélicos distorsionan nuestra percepción de la realidad por la manera tan variada en la que interactúan con los receptores de nuestro cerebro. Su vínculo con el sueño es una de las más curiosas.
Cada vez es más común que se usen productos de estupefacientes, como el cannabis, para combatir condiciones como el insomnio. Sin embargo, los psicodélicos como la N-dimetiltriptamina—mejor conocida por sus siglas en inglés: DMT—tienen una manera distinta de interactuar con el sueño.
Cuando han sido estudiadas bajo la influencia de este psicodélico, las ondas cerebrales alfa y beta se parecen más a las que ocurren al dormir y soñar; más lentas que las de un estado de alerta. Es decir, es posible que el DMT cause que soñemos despiertos—literalmente. En un estudio del 2016 se descubrió que las respuestas visuales de los sujetos ocurrían más por estímulos internos—cerebrales—que externos, a pesar de estar despiertos.
Posibles aplicaciones
Aún no se sabe a ciencia cierta si este efecto de los psicodélicos puede tener alguna aplicación terapéutica o medicinal, pero se cree que podría tratar condiciones como la depresión.
Además, como este “alucine” ocurre porque los psicodélicos estimulan la comunicación entre regiones del cerebro que no suelen conectarse, también podría significar una aplicación en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas.