¿El cannabis puede causar adicción?

¿El cannabis puede causar adicción?

Desde que aumentó su popularidad, el cannabis ha estado rodeado de todo tipo de mitos. Solo basta buscar anuncios de la década de los sesenta y setenta para encontrar advertencias de que, si consumes cannabis, te volverás un ser de lo más violento. Cosas que hoy en día resultan hasta humorísticas. Pero también hay mitos en favor de su consumo, como aquél que dice que el cannabis no causa adicción. Esto también es mentira. Tristemente, estamos hechos de tal manera que podemos desarrollar adicción a un sinfín de cosas que nos causan placer, desde sustancias hasta pasatiempos.

¿Cómo se produce una adicción?

Nuestro cerebro reacciona positivamente a cosas que nos causan placer, lo cual nos lleva, trágicamente, a querer repetirlo. Generalmente se considera que somos adictos a algo cuando su consumo frecuente afecta nuestra normalidad. Es decir, nuestro trabajo, actividades, vida familiar y social.

Particularmente las sustancias pueden causar dependencia. O sea que el adicto no se siente bien o normal si no consume dicha sustancia y esto lo lleva al famoso círculo vicioso.

El cerebro del adicto libera dopamina, provocándole un sentimiento de bienestar y normalidad, cuando éste consume la sustancia en cuestión. Cuando sus efectos disminuyen, el adicto se siente mal, e incluso ansioso y temeroso por no consumir la sustancia que necesita. Su vida gira en torno a conseguirla y consumirla hasta que lo consigue. Entonces, el cerebro libera dopamina y el ciclo se repite.

Sin duda alguna, la sustancia en cuestión puede ser las contenidas en el cannabis.

El cannabis puede causar adicción al alterar los procesos cerebrales

El uso continuo y repetido de una sustancia puede alterar cómo el cerebro procesa información. Por eso, es común encontrarnos con esa aparente contradicción tan difícil de comprender que viven los adictos. Saben que el consumir la sustancia que le causa adicción le hace daño y, sin embargo, hace todo por seguirla consumiendo.

Quien goza de un estado mental normal, no alterado, trata de evitar aquellas cosas que percibe como dañinas, pero, la adicción afecta a esta respuesta. El adicto no puede autoregularse.

Sustancias diversas nos dañan de maneras diversas. Particularmente, el cannabis también puede afectar la capacidad de reacción del adicto. O sea, un cerebro normal reacciona al estrés liberando sustancias que causan un estado de alerta para reaccionar ante un evento abrupto, como, digamos, un choque. En el cerebro adicto, estas sustancias se producen en cantidades reducidas y, por lo tanto, reacciones tardías.

El cannabis puede causar adicción al alterar el sistema dopaminérgico

La dopamina es esa sustancia que libera el cerebro que nos causa placer. Esto se logra a través del sistema dopaminérgico, que es, simplemente, una red de conexión neuronal que la transporta de un lugar del cerebro a otro.

Las sustancias como el cannabis hacen que nuestro cerebro libere dopamina. Por ello, adicto busca repetir la acción una y otra vez. A largo plazo, los niveles de dopamina que libera el cerebro pueden llegar a ser artificialmente altos. El problema con esto es que, para alcanzarlos, el adicto debería consumir más y más de la sustancia en cuestión.

Sin embargo, esto ocurre por el uso repetido y constante. Es decir, un solo porro, dulce o brownie de cannabis no va a hacer que nadie se vuelva adicto. Hay que estar consciente de los riesgos y no demonizar al cannabis.

El cannabis puede causar adicción al alterar el sistema endocannabinoide

Sí, todos tenemos un sistema endocannabinoide. Al igual que el sistema dopaminérgico, el endocannabinoide también es un sistema de transmisión neuronal. Sin embargo, este no es exclusivo del cerebro y se encuentra en otras partes del cuerpo también.

El uso constante y alto de cannabis afecta sus receptores. El resultado es el famoso incremento a la tolerancia. Entre más cannabis consuma el adicto se vuelve más tolerante a los químicos y necesita consumir más para alcanzar el mismo nivel de placer de antes.

Parece ser que esta es una afección principalmente del THC. Afortunadamente, se ha demostrado que dicha afectación es temporal. Si no se consume cannabis unas cuantas semanas, los receptores del sistema endocannabinoide regresan a la normalidad.

¿Hay personas más vulnerables que otras?

Sabemos que existe la personalidad adictiva; algunos la tienen y, otros, no tanto. Pero también hay algunos factores que podrían pronunciar más esa vulnerabilidad de desarrollar adicción.

En otro artículo habíamos hablado de la relación que existe entre la depresión y el cannabis. Y es que hay estudios que sugieren que la depresión puede aumentar el riesgo de abusar del cannabis y, por lo tanto, desarrollar una adicción. Sin embargo, todavía no se concluye si la depresión lleva al consumo o si el consumo lleva a la depresión—o ambas.

La edad también puede ser un factor. Se ha descubierto que, entre más joven se empieza a consumir una sustancia, más aumenta el riesgo de desarrollar una adicción más adelante. Algo que es especialmente problemático en la adolescencia, ya que es cuando más se buscan nuevas experiencias.

Finalmente, el simple entorno es un factor de riesgo. Muchos buscan un refugio al estrés de la vida cotidiana en el consumo de sustancias. Una simple época particularmente difícil puede conducir al abuso.

El cannabis causa menos dependencia que otras sustancias

Como dijimos al principio, es un mito que el cannabis no causa adicción. Sin embargo, todo mito está basado en algo de verdad y, en este caso, eso es que el cannabis parece ser menos adictivo que otras sustancias.

Aunque constantemente se investiga y se publica sobre las adicciones, hasta ahora el cannabis figura por debajo de otras drogas, como la cocaína y la heroína. También lo hace debajo de otras sustancias legales de uso lúdico, como el alcohol y la nicotina, que es la que más adicción causa.

El consumo de cannabis, entonces, no es más peligroso que otras sustancias—incluso, parecer ser que lo es menos. Pero su consumo no debe considerarse totalmente libre de riesgos. Más bien, es una sustancia que, como las demás, debe consumirse responsablemente.