Consumo de cannabis: riesgos a largo plazo
A corto plazo, los riesgos del consumo de cannabis, aunque existen, son mínimos. La historia cambia, sin embargo, con los riesgos a largo plazo. Fumarlo, por ejemplo, puede producir muchos de los mismos males que el tabaco. También están aquellos que afectan la salud mental y las funciones cognitivas. Por ello, lo mejor, como se hace con otras sustancias, es el consumo responsable.
Fumar cannabis tiene riesgos a largo plazo
Hace tiempo que existe el mito que dice que fumar cannabis es más saludable que fumar tabaco. El daño que causa este último es por las sustancias que se inhalan junto con el humo, las cuales también están presentes en el humo del cannabis.
La combustión de cualquier cosa produce sustancias carcinógenas, toxinas e irritantes los cuales, si se inhalan por un periodo de tiempo largo—como los años de consumo—pueden promover el desarrollo de enfermedades serias.
Si el riesgo del cannabis es menor al del tabaco es sólo porque suele consumirse en menor cantidad—no es lo mismo 20 cigarrillos al día que uno o dos porros. Sin embargo, lo mejor es combinar métodos de consumo; considera reemplazarlos con un comestible o tintura de vez en cuando.
El cannabis puede cambiar la estructura cerebral a largo plazo
Parece estar confirmado, por varios estudios, que el consumo de cannabis a largo plazo puede cambiar la estructura cerebral. Esto, después de que se comparó el cerebro de los consumidores ocasionales con el de los consumidores habituales.
Los segundos mostraron una reducción en la materia gris de distintas zonas del cerebro, que es donde se encuentra la mayoría de las neuronas, así como la mayor concentración de receptores CB1 del sistema endocannabinoide. Dado que estas zonas se encargan del procesamiento emocional y afectivo, estos podrían verse afectados por un consumo de cannabis a largo plazo.
El consumo de cannabis y las funciones cognitivas
Los estudios también han descubierto que el consumo a largo plazo de cannabis puede afectar negativamente las funciones cognitivas, como la memoria, la atención y el aprendizaje.
Éstos suelen consistir de grupos de personas que, primero, establecen su hábito de cannabis; si es ocasional o habitual. Una vez hecho esto, se someten a distintos tipos de pruebas diseñadas para medir sus funciones cognitivas. Y las noticias no son buenas. Uno de los estudios concluyó, por ejemplo, que se olvida 1 palabra, de una lista de 15, por cada 5 años de consumo habitual de cannabis.