De ratones y tolerancia
A pesar de que sabemos bastante de la tolerancia, aún no lo sabemos todo. Para eso, los estudios y experimentos deben continuar. Esto no es tan sencillo por las restricciones que aún existen; por lo tanto, sus efectos se deben observar en otro tipo de seres vivos, más pequeños que nosotros y con orejas más grandes. Vamos a hablar de ratones y tolerancia.
¿Qué es la tolerancia?
Con el consumo frecuente y excesivo de cannabis, es posible que sus efectos disminuyan o desaparezcan totalmente. Esto es porque activar los receptores CB1 del sistema endocannabinoide tan seguido los vuelve inefectivos.
Sin embargo, la tolerancia es distinta de persona a persona, ya que también depende mucho de nuestra información genética, anatomía y, claro, costumbres. Por esto, es difícil establecer un estándar sobre cómo funciona la tolerancia en general y hay que someterla a experimentos.
Ahí es donde entran los ratones.
De ratones y tolerancia
En muchos laboratorios se habla de ratones y tolerancia, ya que son el animal elegido para llevar a cabo la mayoría de los estudios y experimentos sobre los efectos de sustancias como el cannabis—incluyendo cómo funciona la tolerancia.
En uno, se le dieron inyecciones de 10 mg de THC diarias a un grupo de ratones. No solo se observó que se volvían tolerantes a varios efectos, sino en una diversidad de intensidades. Es decir, tras 36 horas, los ratones sentían menos el efecto analgésico del THC; pero sentían aún menos sus efectos sedativos.
Esto sugiere que la tolerancia afecta más a unas zonas del cerebro que a otras. Algo que tener en cuenta cuando se consideran las razones para tomar una pausa de tolerancia.
Posible línea de tiempo de los ratones y tolerancia
A pesar de la rápida aparición de la tolerancia, estos ratones también confirmaron que el tiempo suficiente para que la tolerancia comience a volver a la normalidad, y sus efectos se reinicien, son—como hemos dicho antes—dos semanas.
Los diferentes efectos del cannabis mostraron la misma variación al reaparecer que cuando desaparecieron: los efectos sedativos volvieron más rápido que los analgésicos. Es decir, los mecanismos cerebrales que promueven una tolerancia más rápida también son los más resistentes y se recuperan más rápido.