La ciencia detrás de vapear y fumar

La ciencia detrás de vapear y fumar

La ciencia detrás de vapear y fumar

Con frecuencia se compara vapear y fumar cannabis. Y es que, a pesar de ser actividades distintas, tienen unas cuantas similitudes. El interés, sobre todo, yace en si uno es más seguro que el otro. Aún faltan muchos estudios para poder afirmar cualquier cosa, por lo que nunca está de más fijarnos en la ciencia detrás de vapear y fumar para entenderlos un poco mejor.

¿En qué se diferencian vapear y fumar?

De todos los métodos de consumo del cannabis, fumarlo siempre ha sido—y continúa siendo—el más popular. Sabemos en qué consiste: quemar la flor, ya sea en porros, pipas o bongs, para inhalar su humo y, así, recibir sus beneficios.

Otra manera de inhalar cannabis es vapear; es decir inhalar vapor en lugar de humo. El dabbing, otro método que involucra evaporar concentrados de cannabis, es muy similar, pero no es lo mismo. En el dabbing, la evaporación ocurre instantáneamente en un dab rig, y se usan concentrados de diversas consistencias. En el vapeo se evaporan concentrados líquidos en un vaporizador; generalmente portátil, aunque también existen los de mesa.

La ciencia detrás de vapear y fumar

Aunque tienen diferencias notables, ambos métodos involucran calentar un producto hasta alterar su estado de materia. Es decir, de sólido a líquido a un aerosol. La mayor diferencia entre ambos, entonces, es la temperatura a la que ocurre dicho proceso.

Al convertir los compuestos líquidos en vapor, la temperatura del vapeo es menor. Cuando ésta aumenta, el proceso se vuelve combustión, que es lo que ocurre al fumarlo. En la combustión no solo se altera el estado de materia, sino la composición de los compuestos. El ácido del cannabis THCA, por ejemplo, se transforma en el cannabinoide intoxicante THC.

Sin embargo, aquí es donde yace el peligro de fumar, ya que la combustión también transforma y degrada a otros compuestos y los transforma en productos nocivos.

Las temperaturas detrás de vapear y fumar

Por supuesto, las temperaturas no se comportan igual con todos los compuestos. Por ejemplo, la temperatura a la que el THC se evapora es distinta dependiendo de si se trata de la flor o de algún concentrado como el aceite.

Generalmente, los vaporizadores cuentan con una perilla para controlar la temperatura, la cual oscila entre los 200 y los 400º centígrados. De esta manera, el usuario puede controlar la cantidad de vapor que produce.
El vehículo de los cartuchos de cannabis es importante, ya que la combustión del cannabis comienza alrededor de los 232º centígrados. Es decir, si se tratara de otro tipo de producto en vez de un aceite, los vaporizadores producirían humo en lugar de vapor.