Los receptores de cannabinoides de la piel
No todos los productos de cannabis se consumen por sus efectos psicotrópicos. Otros tantos contribuyen a la salud del día a día. Tal es el caso de los tópicos: cremas, lociones, pomadas y aceites con un sinfín de beneficios. Estos productos hechos a base de cannabis tienen un efecto distinto a otros similares gracias a los receptores de cannabinoides de la piel.
¿Tenemos receptores de cannabinoides en la piel?
El sistema endocannabinoide, la red que gestiona nuestras respuestas más básicas, como el sueño, el humor o el hambre, también tiene receptores en la piel. Por lo tanto, reacciona al cannabis igual que otros órganos, como los que comprenden el sistema nervioso. Es por eso que existe toda una rama de tópicos hechos a base de cannabis, algunos de los cuales ya se encuentran en distintos tipos de comercios.
Obviamente, los efectos son muy distintos. No importa, por ejemplo, cuánto producto te untes, no te causará un viaje psicotrópico como al fumarlo o comerlo. Los tópicos de cannabis tienen otro tipo de efectos gracias a los receptores de cannabinoides en la piel.
¿Qué función tienen los receptores de cannabinoides en la piel?
Al ser el órgano más grande del cuerpo, la piel está compuesta de una enorme cantidad de tipos de células, cada uno con sus propios receptores.
Los queratinocitos se encuentran en la capa más superficial y juegan un rol indispensable en su reemplazo cada 30 días, aproximadamente. Al interactuar con los queratinocitos, los cannabinoides contribuyen a este proceso, así como reducir inflamaciones y prevenir la formación de cicatrices.
Como su nombre lo sugiere, los melanocitos contienen la melanina, la sustancia que tiñe nuestra piel, pero también nos protege contra los rayos UV. Al activar sus receptores, los cannabinoides pueden reducir el riesgo de formación de células cancerosas.
La epidermis tiene sus propios receptores
La capa exterior de la piel, la epidermis, tiene su propio conjunto de receptores CB1 y CB2. Al activar los primeros, los tópicos contribuyen a un sinfín de beneficios.
Ayudan, por ejemplo, a su curación y restablecimiento después de una herida, así como a recuperar las defensas. Además, aquí también contribuyen a reducir la inflamación, que puede llevar a tantas complicaciones.
Finalmente, también pueden reducir la hipersensibilidad de la piel. Es decir, al activarse, los receptores la protegen contra la proliferación de sarpullidos y reacciones alérgicas.