Reglas sociales de fumar en grupo

Reglas sociales de fumar en grupo

Fumar cannabis no es como consumir otra sustancia, como el tabaco o el alcohol. Las reuniones son auténticos rituales, célebres por usar un solo porro o pipa, pasándolos de boca en boca entre varios. Y, como en todo ritual, con el tiempo, se han desarrollado varias reglas sociales no escritas de fumar en grupo. Aquí tienes 10.

No acapares

Entre las reglas sociales de fumar en grupo hay una dorada, y esa es que, dentro de lo posible, todos tengan la misma oportunidad de fumar cannabis lo más fresco posible—aunque solo sea una vez. Sin embargo, también estamos hablando de un evento social y en pocos círculos—si alguno—se guarda silencio solemne mientras se pasa el porro, pipa o bong de una mano a la otra. No es difícil—especialmente cuando ya estás bajo los efectos del cannabis—distraerte; puedes involucrarte en una discusión acalorada y dejar al siguiente esperando.

Esto es especialmente grave—por decirlo de una manera; nadie te va a correr—si no solo te rehúsas, voluntaria o involuntariamente, a pasar el cannabis, sino que ¡sigues fumándolo! Este punto volverá más adelante, pero, desde ahora, solo debes tener una cosa en cuenta: no lo hagas.

Prende la pipa de los bordes del bowl

Este problema no suele presentarse cuando se fuman porros y, por lo tanto, es muy común que aparezca cuando se cambia a una pipa. Existe una manera específica de fumarla cuando tú no eres el único… eh… ¿beneficiario?

Hay una muy buena razón por la que no exista una cepa sabor carbón: a nadie le gusta, sin importar qué tan ecléctico sean sus gustos. Con las pipas, el cannabis del bowl está constantemente expuesto al fuego, a diferencia—por ejemplo—de un porro que se quema de un extremo al otro.

Una buena costumbre, cuando se pasa de mano en mano, es quemar el cannabis de los bordes en un orden específico. Algunos lo hacen en orden de las manecillas del reloj; otros, en contra. Sea cual sea, tu síguela sin poner el desorden.

Coopera

Fumar en un círculo no es tan distinto de una reunión convencional de amigos en las que siempre es una buena costumbre ofrecerte a llevar algo—comida o bebidas. Así se junta más de todo, pero además no le dejas toda la carga económica al anfitrión o anfitriona.

Aunque no es la sustancia más cara del mundo, el cannabis cuesta dinero. Si éste provino, además, del cultivo del anfitrión o anfitriona, cuesta, además, tiempo. Así que, si sueles ofrecerte a llevar una botella a una reunión, nada te impide ofrecerte a llevar cannabis extra a un círculo de fumadores.

Claro que no todo el mundo puede hacerlo, pero hay otras maneras de cooperar. Puedes ofrecerte a llevar los snacks, por ejemplo, o incluso hacer una donación monetaria. Si estás corto de dinero, siempre está la opción de ofrecer tu casa como lugar de reunión.

No participes si estás enfermo

No fue necesaria una pandemia global de dos años para crear esta regla. Los círculos de fumadores, sin importar el método de consumo, consisten en pasar un objeto que todos se llevan a la boca. Una regla no escrita, pero evidente, es que, si estás enfermo de algo que se transmita por ese medio, te brinques la sesión hasta que te mejores o sepas que ya no eres contagioso.

Esta costumbre sólo se volvió más importante tras la pandemia de la Covid-19. Aunque, en tiempos más recientes, el peligro de este coronavirus parece haber disminuido, no está de más mantener la práctica.

Si, por una razón u otra, tienes que participar, una buena alternativa es sentarte un poco apartado del grupo y traer tu propio porro, pipa o hasta bong.

La importancia del primer toque

Es común que los círculos de fumadores mantengan más o menos a los mismos miembros, con nuevas adiciones de vez en cuando. Además, cada grupo tiene a alguien que es mejor que los demás para enrollar un porro.

Si tú eres ese mágico ser, también te encontrarás con que tienes un poder muy particular: ofrecer el primer golpe. Obviamente, este es el más fresco; el que contiene el mejor sabor; que aún no ha sido alterado por la adición de humo y cenizas. Por ello, es una mala costumbre siempre ofrecérselo a la misma persona.

Peor: que nunca le toque a alguien específico. Todo miembro del grupo debe tener derecho al primer toque de vez en cuando, con posibles excepciones. Negar el primer toque es una buena manera de hacerle notar a aquél que nunca coopera que se está pasando, por ejemplo.

Si tienes el cannabis, eres responsable de la fresa

Hablando, como mencionamos antes, de las distracciones, la fresa es responsabilidad de quien tenga al cannabis en su poder. La fresa es la planta que está al rojo vivo. Si se extingue, es necesario volverla a prender y, si hay que volverla a prender, y el cannabis carbonizado tiene un sabor amargo y muy poco agradable. Además, no es para nada saludable.

Algunos círculos tienen la regla de que, quien pierde la fresa, la prende de nuevo. Evítate la pena—y las consecuencias—de que seas tú.

Pasar una pipa extinta

Ten consideración: si fumas lo último de una pipa no la pases sin avisar. No solo evitarás que el fumador en turno tenga que buscar entre cenizas a ver si todavía hay planta disponible, sino que además le darás el primer toque de un bowl fresco automáticamente.

Sigue el orden de consumo

Los círculos de fumadores se llaman así por una razón muy específica—son círculos—y, por lo tanto, tienen un orden de consumo claramente establecido. Generalmente, la regla es que se pase el cannabis hacia tu izquierda, aunque te puedes topar con algunos que, por una u otra razón, pasan al otro lado. Eso está bien. Lo que no debes hacer, casi bajo ninguna circunstancia, es brincarte al siguiente.

No te lleves el encendedor

Es un problema común: siempre hay un cleptómano de encendedores. Es parte de los bienes que ofrece el anfitrión; no parece una exageración compararlo con llevarse algo más, como un vaso o un plato.

Claro que los accidentes ocurren. Sobre todo, si se tiene el hábito de fumar, todo mundo se ha llevado un encendedor alguna vez. Nadie te va a culpar por hacerlo una o dos veces; pero si te llevas el encendedor cada que te invitan, no te sorprendas si dejan de invitarte.

La casa del anfitrión es su templo

Muy ligado al apartado anterior, que un anfitrión organice un círculo de fumadores en su casa no quiere decir que se pierdan todos los protocolos normales de visita. Parece—de nuevo—exagerado insistir en esto, pero piensa lo que ocurre en las casas cuando hay alcohol. Bajo sus efectos, siempre hay alguien al que se le olvida. Respetar las pertenencias de los demás es parte esencial de las reglas sociales de fumar en grupo—y de la vida social en general.