Cómo hacer un smoothie de frutas con cannabis
Los smoothies son una buena manera de comer fruta (o beberla, más bien). Si le agregas cannabis fresco, resulta en una deliciosa bebida con propiedades importantes para la salud. Incluso podría contribuir a evitar la proliferación de células peligrosas. Definitivamente, hacer un smoothie de frutas con cannabis es una excelente manera de empezar el día.
¿Qué efectos tiene?
Este smoothie de frutas con cannabis lleva hojas de cannabis frescas o, si así lo prefieres, flores. Ingerirlos no te provocará los mismos efectos—es decir, un “viaje”—que otros comestibles, como los brownies.
Las hojas y flores crudas no están descarboxiladas; es decir, los cannabinoides como el THC no están activos. En vez de eso contiene THCA y CBDA, que son los precursores del THC y CBD—y estos tienen sus propios beneficios.
Estudios pasados ya han concluido que las propiedades del CBDA son antioxidantes, antiinflamatorias y antibacterianas; además de que asiste en la relajación. Las del THCA, por su lado, pueden evitar la proliferación de células malignas.
Ingredientes para hacer un smoothie de arándano con cannabis
Para hacer un smoothie de arándano con cannabis necesitas: un buen cargamento de hojas frescas—40 ó 50—, o su equivalente en flores de cannabis; 1 taza de arándanos; ½ taza de mango; 1 plátano; 1 cucharada de semillas de cáñamo (que tampoco son intoxicantes); ½ cucharita de cúrcuma; una pizca de pimienta; 2 tazas de leche* y 1 taza de hielo.
*Usa la leche que prefieras. Si no quieres usar leche convencional puedes usar de almendra, de avena, de arroz, de soya o de coco. También existe la leche de cáñamo, si quieres que tu receta se mantenga “en familia”.
Cómo hacer smoothie de arándano con cannabis
Como suele ocurrir con los smoothies, la receta es muy sencilla. Solo hay que poner todos los ingredientes en la licuadora, con la excepción de los hielos. La fruta ya contiene mucha azúcar, pero si tienes un paladar dulce, agrega stevia, miel o jarabe al gusto.
Licúa bien los ingredientes. Agrega los cubos de hielo y licúa nuevamente hasta que la mezcla tome la consistencia que deseas. Si queda demasiado espesa, agrega más de tu leche preferida, o bien, un chorrito de agua.