Trufas de jengibre, limón y psilocibina
El cannabis no es la única sustancia psicotrópica con la que se puede hacer una variedad de comestibles. Las trufas de jengibre, limón y psilocibina combinan la cremosidad del chocolate con los efectos de los hongos alucinógenos para una dosis deliciosa. Sobra decir (aunque lo haremos de todos modos), que esta receta debe hacerse donde la psilocibina sea legal y habiéndolo discutido previamente con un médico.
¿Qué es la psilocibina?
La psilocibina es un compuesto que se encuentra en algunos hongos que tienen un efecto alucinógeno y psicodélico. Un sinfín de culturas a lo largo de la historia de la humanidad la han utilizado como medicamento o una manera para acercarse más a sus respectivas deidades. Actualmente, su consumo es ilegal en muchas partes del mundo moderno.
A pesar de ello, esta prohibición está comenzando a flaquear dada las posibles aplicaciones que la psilocibina podría tener en medicina. Y es que se cree que aumenta la plasticidad del cerebro y establece nuevas vías neuronales. Se está explorando, por ejemplo, su potencial como tratamiento para la anorexia y el alcoholismo.
Ingredientes para hacer trufas de jengibre, limón y psilocibina
Para hacer trufas de jengibre, limón y psilocibina se necesita:
- 113 gramos de chocolate oscuro cortado en pedazos medianos
- 63 gramos de jengibre cristalizado
- La cáscara de ½ limón
- 1 ½ cucharaditas de jugo de limón
- 6 gramos de hongos secos
Cómo hacer trufas de jengibre, limón y psilocibina
Pulveriza los hongos, ya sea en la licuadora, un procesador de alimentos o un molino. Su consistencia debe ser fina, similar a la de la harina.
Haz lo mismo con el jengibre hasta convertirlo en algo parecido a una pasta. Añade el jugo de limón y muélelo de nuevo para integrar bien los ingredientes. Transfiérelo a un plato hondo, añade el polvo de hongos e intégralos bien.
Cubre tus manos y una superficie con harina. Vierte la mezcla de jengibre sobre un pedazo de papel encerado y moldéala en forma de cilindro no muy grueso. Mételo a enfriar al refrigerador por unos 20 minutos.
Derrite el chocolate en baño maría. Saca el cilindro, córtalo en rebanadas y moldea cada una en forma de esfera. Con cuidado de no quemarte, mételas al chocolate derretido hasta cubrirlas totalmente y acomódalas en una charola cubierta de papel encerado.
Refrigera por media hora o hasta que el chocolate se endurezca.