Errores comunes al cultivar cannabis

Errores comunes al cultivar cannabis

Especialmente cuando se está empezando, los errores al cultivar cannabis son comunes. Usar demasiada agua o nutrientes, o hasta olvidarse de las luces o de revisar las plantas, algunos de estos pueden causar solo inconvenientes, mientras que otros pueden causar daños severos.

Señales de que algo no está bien

Afortunadamente, el cannabis tiene varias maneras de avisarte que algo no está bien. Muchos aprovechan la poda para revisar sus plantas de cerca; para echar un ojo a su color, asomarse a la tierra y por debajo de las hojas, y checar los tallos. El crecimiento estancado, delgadez en el tallo, decoloración (o, a veces, demasiado color), o la presencia de insectos o sus rastros pueden ser señales de alarma.

Pero no hay manera de escapar de un hecho vergonzoso: en muchas ocasiones tú misma o mismo serás la causa del problema.

Errores comunes: olvido o distracción

Estos son los errores más comunes al cultivar cannabis. Si tienes un cultivo interno, tendrás que trabajar con agua en espacios reducidos, rodeado del equipo eléctrico encargado de suministrar a las plantas con luz, aire, calor y/o humedad. Revisa que no se mojen sus cables, nunca riegues descalzo, y recuerda siempre cerciorarte de no estar parado sobre un charco ni tocar el equipo eléctrico con las manos mojadas.

Como hay que poner atención a tantas cosas, muchos cultivadores principiantes olvidan revisar sus termómetros e higrómetros a diario para cerciorarse que la temperatura y la humedad sean las adecuadas. También es necesario recordar que ambas son diferentes de acuerdo a la etapa de crecimiento en la que se encuentre tu cannabis.

Aunque, técnicamente, debes regar tus plantas a diario, con la experiencia aprenderás a identificar cuándo hacerlo y cuando no. Muchos, sin embargo, olvidan regarlas por un tiempo y, cuando se acuerdan, sobrecompensan.

Regar demasiado tus plantas es de los errores más comunes al cultivar cannabis

Desde chicos aprendemos que las plantas necesitan agua para crecer y creemos que, por lo tanto, entre más reciban, más crecerán; pero ese no es el caso. De hecho, las plantas se benefician de la tierra seca igual que de la tierra húmeda, ya que sus raíces necesitan oxígeno tanto como el agua y solo un balance entre ambas puede hacerlas crecer sanas y fuertes.

Es común que los cultivadores principiantes las rieguen demasiado, lo cual les ocasiona problemas irremediables. Aunque la tierra se vea relativamente seca por arriba, puede tener agua estancada bajo la superficie y, si está en contacto con las raíces de tu cannabis, estas no tendrán acceso al oxígeno y se pudrirán.

Para saber si estás usando demasiada agua, pon atención al aspecto de tus plantas y a la tierra. Hunde un dedo en esta última. Si está mojada unos centímetros debajo de la superficie, probablemente debas esperar un poco más antes de regarla.

Por otro lado, si las hojas de tus plantas están decaídas y tienen las puntas rizadas, pero la planta tiene un tono verde oscuro, es posible que las estás regando con demasiada agua o frecuencia. Redúcelas y ve cómo reacciona.

Usar demasiados nutrientes también son errores muy comunes al cultivar cannabis

Similar al error del agua, muchos cultivadores principiantes, queriendo que sus plantas crezcan como Hulk, también usan demasiados nutrientes. Todos queremos un cannabis grande y fuerte, pero esto no se consigue con más nutrientes.

La necesidad de nutrientes de las plantas se parece a su necesidad de agua: deben balancearse con otras cosas. Igual que tu comida, las plantas solo pueden procesar una cierta cantidad de nutrientes a la vez y, si son demasiados, tendrás el resultado opuesto al que buscas: una deficiencia nutrimental.

Sobre todo, no exageres

El cannabis no es una planta especialmente delicada y puede crecer sin ayuda bajo las circunstancias correctas. Así que, si descubres un síntoma de que algo no está bien, lo primero que debes evitar es exagerar y rociarlas con demasiada agua, nutrientes o pesticidas, dependiendo del mal.

En muchas ocasiones, los problemas como las plagas o las deficiencias tienen soluciones sencillas, como moverlas a un lugar donde les dé más sol o aire o ajustar la cantidad de luz que reciben, dependiendo del tipo de cultivo que tengas. Siempre intenta este tipo de soluciones primero, antes de emplear algún químico, incluyendo fertilizantes y/o nutrientes.