Cannabis y dopamina: corto y largo plazo
Por su estructura tan parecida a los endocannabinoides del cuerpo, los cannabinoides del cannabis pueden interactuar de una variedad de maneras con los receptores y neurotransmisores del sistema nervioso. Está, por ejemplo, la relación entre el cannabis y la dopamina, cuyos efectos y consecuencias varían dependiendo de qué tanto se consume.
¿El cannabis afecta la producción de dopamina?
Dado que el neurotransmisor dopamina está directamente ligado a nuestra capacidad de sentir placer, es posible que el cannabis exacerbe sus efectos, como un amplificador.
Liberamos dopamina, por ejemplo, cuando comemos algo que nos gusta. También, cuando consumimos cannabis. Entonces, la manera como experimentamos las texturas y sabores se amplifica, por lo que sabe mucho mejor y se disfruta más.
Lo mismo ocurre con los demás efectos de la marihuana. Sin embargo, aunque son muy disfrutables, estos se pueden cambiar de acuerdo a cuánto se consume y por cuánto tiempo.
Cannabis y dopamina a corto plazo
Estructuralmente, el THC, el cannabinoide del cannabis que nos hace viajar, es muy parecido a los endocannabinoides. Es decir, a los cannabinoides que produce el cuerpo naturalmente. Eso le permite unirse a las neuronas presinápticas GABA y de glutamato y altera el funcionamiento del sistema endocannabinoide. Una vez que eso ocurre, aumenta la secreción de dopamina en las neuronas.
Es gracias a ello que el cannabis causa efectos placenteros, como la relajación, una divertida euforia social o volvernos más creativos. Si se consume con responsabilidad, estos efectos son placenteros.
Cannabis y la dopamina a largo plazo
Por sus efectos, la dopamina está directamente ligada al sistema de recompensas del cerebro. Este sistema activa la reacción química que ultimadamente nos hace sentir placer. Sin embargo, si se activa con frecuencia, su funcionamiento se altera—para mal.
Comienza, por ejemplo, a exigir más azúcar tan pronto la prueba, razón por la que es necesario llevar una dieta balanceada. Lo mismo ocurre con el cannabis. Si activamos nuestro centro de placer con mucha frecuencia, y por mucho tiempo, éste se insensibiliza. Cada vez se necesitan más cannabinoides para que se active igual que antes.
Todo esto puede conducir fácilmente al abuso y, eventualmente, a la adicción. Lo mejor, entonces, es practicar un consumo responsable y tomar las medidas necesarias cuando éste se salga de control.