Efectos de otros cannabinoides en el corazón
No todos los efectos del cannabis son beneficiales. Algunos son temporales y sin muchas consecuencias; otros pueden ser más serios. Es una causa mínima, pero el uso del cannabis—especialmente del THC—ya ha sido ligada a serias afecciones cardiacas. Afortunadamente, los efectos de otros cannabinoides en el corazón pueden reducir los riesgos considerablemente.
¿El THC daña al corazón?
Algunos efectos del THC son bien conocidos, como causar hambre o antojo, sueño o como tranquilizante; también se cree que puede reducir la presión arterial. Aunque parece una ventaja, su abuso podría conducir a condiciones más serias.
El THC activa los mismos receptores CB1 que los endocannabinoides naturales del cuerpo, como la anandamida. Aunque la mayoría se encuentra en el cerebro, también están presentes en el aparato cardiovascular. Por lo tanto, el THC acelera el ritmo cardíaco—aproximadamente un 30%—y promueve la formación de placa en arterias. Es decir, el consumo alto y frecuente de THC aumenta el riesgo tanto de infartos como de apoplejías.
Otros cannabinoides, sin embargo, lo reducen.
Los efectos del CBD en el corazón
El THC causa tantos y tan diversos efectos porque, estructuralmente, es una copia prácticamente exacta de los endocannabinoides del cuerpo. Y, por lo tanto, capaz de acoplarse a los receptores del sistema endocannabinoide casi a la perfección.
El CBD, por otro lado, es mucho menos efectivo, por lo que no produce los mismos efectos—vaya, ni siquiera es intoxicante. De hecho, le “estorba” al THC, colocándose entre éste y los receptores; no le permite acoplarse, regulando así cuántos puede activar simultáneamente.
Sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias también reducen los daños que causa el THC, incluyendo al sistema cardiovascular.
Los efectos de la THCV en el corazón
La THCV—tetrahidrocannabivarina—también abunda en el cannabis, aunque en cantidades muy pequeñas. En dosis bajas, al igual que el CBD, la THCV también le “estorba” al THC y reduce el número de receptores CB1 que puede activar a la vez, así como la sensibilidad a la insulina de los tejidos. Sin embargo, en dosis mayores puede tener efectos totalmente opuestos, aunque los niveles de THCV que contiene el cannabis son demasiado bajos.