¿El cannabis es una droga de entrada?
Desde hace mucho tiempo se le atribuye al cannabis ser una droga de entrada. Es decir, que su consumo conduce al consumo de sustancias más fuertes y peligrosas. Sin embargo, ¿esta teoría está bien documentada o más bien es un argumento vacuo de las personas y los grupos que están en contra de la legalización?
La teoría de la droga de entrada
Es una teoría que lleva circulando cerca de 100 años. Según ésta, el consumo de cannabis conduce al consumo de drogas más fuertes, como la cocaína o la heroína. Hoy en día se agregan sustancias más modernas, como el fentanilo.
La teoría de la droga de entrada es principalmente citada por aquellas personas y grupos en contra de la legalización del cannabis. Después de ser ignorada por largo tiempo, con la legalización cada vez más extensa ha tenido una especie de resurgimiento.
Sin embargo, ahora que realmente se puede estudiar el impacto del cannabis legal en la sociedad, esta teoría comienza a desmoronarse.
¿El cannabis es una droga de entrada?
Es cierto que muchas personas que consumen drogas fuertes probaron, primero, el cannabis. Sin embargo, ocurre lo mismo con el alcohol y el tabaco. Esto no evidencia que los efectos del cannabis (o del alcohol o del tabaco) despierten en el usuario a un impulso incontrolable de probar drogas más fuertes. Lo que evidencia, solamente, es que estas son las sustancias que se consiguen más fácilmente.
De éstas, el cannabis ni siquiera es la sustancia con más consumidores que terminan consumiendo otras drogas. Es 13 veces más probable que el alcohol conduzca a consumir cigarros o cocaína; 16 veces más probable que conduzca al consumo de cannabis y otros narcóticos.
La verdad es que, desde que se legalizó el uso lúdico del cannabis en distintos estados de Estados Unidos, no se ha reportado un incremento en el consumo de otras sustancias. Al grado que incluso miembros del gobierno han dicho que la teoría ya no se considera válida. Organizaciones contra la legalización admiten que los estudios “no son concluyentes en cuanto a si la marihuana es una droga de entrada”.
La legalización disminuye el consumo
Mientras fue ilegal, solo se podía adquirir cannabis por medios turbios. Quienes se dedicaban a traficar estupefacientes tenían—y tienen—todos los incentivos para presionar al consumidor para que pruebe más y más de las drogas que venden. En contraste, los dispensarios en lugares donde la compraventa de cannabis es legal operan de manera distinta. Si bien pueden recomendar productos, no ofrecen presión alguna para probarlos. Además, no comercian en otra cosa que no sean sustancias legales.
Afortunadamente, la llamada teoría de la droga de entrada, a falta de evidencia contundente, parece estar llegando a su fin.