¿Qué parte de la planta se fuma?

¿Qué parte de la planta se fuma?

Qué parte de la planta se fuma

Parece una pregunta obvia, pero es una consulta recurrente tanto entre consumidores como agricultores novatos. Muchos se sorprenden al descubrir que fumar marihuana no implica simplemente quemar hojas y ramas. Por eso, aquí te explicamos qué parte de la planta se fuma.

La diversidad de las plantas de marihuana

La amplia gama de plantas de cannabis sorprende a muchos cultivadores novatos. Algunas son más altas, otras más frondosas. Las diversas cepas ofrecen efectos distintos que pueden inducir un estado de alerta, concentración o creatividad, o todo lo contrario.

Antes de explorar más a fondo el cannabis, pocos saben que hay diferentes géneros. Es decir, existen plantas macho y plantas hembra. Además, los cultivos de marihuana suelen consistir exclusivamente en plantas hembra, ya que, aunque los machos tienen otros usos, no se cosechan para el consumo humano.

¿Qué parte de la planta se fuma?

Muchos piensan que fumar cannabis implica triturar las ramas y hojas de la planta, meterlas en un porro y prenderlo. Sin embargo, la realidad es diferente. De hecho, la parte de la planta que se fuma es bastante pequeña.

El objetivo de los cultivos de cannabis es producir la mayor cantidad de flores posible, que sean grandes y con alta concentración de resina. Estas flores contienen la mayor concentración de cannabinoides, las sustancias responsables de sus efectos singulares.

No obstante, el proceso no concluye una vez que las flores crecen, ya que aquel que intente quemar una flor directamente de la planta notará que es imposible hacerlo. Ni siquiera produce efecto al masticarla.

El proceso de secado, curado y descarboxilación

Una vez que alcanzan su tamaño máximo, las flores se cosechan en un proceso que es largo y tedioso, pero que vale mucho la pena. Primero deben secarse para eliminar el exceso de agua y permitir que eventualmente se puedan quemar, además de prevenir el desarrollo de hongos y moho.

Luego, se lleva a cabo el curado, encerrando las flores en recipientes sellados como frascos de conserva, para que terminen de secarse y se concentre su aroma y sabor. Si se realiza correctamente, el curado permite almacenar cannabis durante años.

Finalmente, los cannabinoides deben activarse para producir efecto, lo cual se logra con calor. Esto ocurre naturalmente al exponer la flor a la llama de un encendedor al fumar. Sin embargo, al usarla en comestibles, es necesario exponerla al calor del horno. Este proceso se conoce como descarboxilación.