Cómo afecta el proceso de curar a las cepas
Es el último paso en el cultivo de cannabis, capaz de convertir al cannabis bueno en extraordinario. Cómo afecta el proceso de curar a las cepas consiste en los últimos cuidados antes de almacenarlo. Y, si se hace correctamente, puede resultar en marihuana de un sabor inolvidable.
¿Qué es curar el cannabis?
No creías que el cannabis maduro se cultivaba e iba directo al porro, ¿o sí? De hecho, podría decirse que, cuando se separa de la planta, el proceso apenas está empezando. La verdad es que el sabor e intensidad de las diversas cepas no solo dependen de los nutrientes durante su ciclo de crecimiento, sino cómo se les cura y almacena al final. Esto es lo que se conoce como el proceso de curación, o “curar” el cannabis.
Otra manera de llamarlo es “descarboxilación”. Durante ésta, los ácidos de la flor comienzan a desintegrarse lentamente, formando cannabinoides. Éstos, como el THC, son los responsables de los efectos más conocidos de la marihuana.
Cómo se hace el proceso de curar
Hay muchas maneras de curar las cepas. La más común consiste en, una vez que las flores han sido cultivadas, deshojadas y secadas, se almacenan en frascos de conservas. Al principio, cada cierto tiempo se destapan unos minutos para que escape la humedad que aún expiden las flores y se junta dentro del frasco; así no desarrollan hongos o moho. Después, se almacenan tapadas hasta que se consumen.
Cómo afecta el proceso de curar a las cepas
Este proceso, el último paso del cultivo de cannabis, es la cereza del pastel (por decirlo de alguna manera). Mientras que el resto del cultivo asegura que una cepa sea buena, la curación puede darle ese empujoncito hacia lo extraordinario.
Al secarse, las flores pierden, entre otras cosas, lo último de su clorofila, dejando solo sus terpenos, que son los compuestos que le dan a las cepas sus distintos sabores. Una curación correcta también puede ayudar a preservar los cannabinoides y, por lo tanto, hacer que un solo lote de cannabis dure mucho tiempo.